Damos un brinco de la cama a eso de las 6:30 deseando abrir la ventana y que hiciera buena mañana… Amanece… Y al abrir la ventana descubrimos que se ha levantado la mañana completamente despejada. ¡Que suerte!
Así que hacemos la maleta, desayunamos, metemos todo en el coche y vamos al centro del pueblo de Franz Josef (es decir, a la calle de al lado). Allí nos dan no una, dos buenas noticias. La primera: que hay más gente dispuesta a volar a las 8 de la mañana con lo que si podremos volar. La segunda: las otras personas hacen el tour más largo con lo que nos ofrecen el mismo tour al precio del intermedio (ahorrandonos 200 dólares)… Así que por supuesto accedemos, conocemos a Margareth e Ian, la pareja de señores australianos que han hecho posible juntarnos cuatro personas para el vuelo, y a las 8 en punto está el helicóptero recogíendonos.
El helicóptero despega y comprobamos que va super suave. Es la primera vez que montamos en uno asi que estabamos un poco temerosos por lo brusco que pudiera ser. Pero la verdad es que va como la seda, el piloto se nota que controla. En fin, el trayecto consiste en subir por el glaciar Franz Josef, donde nos da una panorámica pero nos explica que debido a las condiciones del tiempo no puede aterrizar.
De ahí nos lleva a ver el monte Cook, al lado del glaciar Fox. Ahi si que puede aterrizar y nos hacemos mil fotos.
Y después nos lleva a ver el glaciar Fox, intenta aterrizar pero no parece seguro asi que nos quedamos con las ganas de volver a bajar.
Y enseguida se acaba. Han sido 45 minutos que han pasado como 5… ¡Increíble!
Aún emocionados, nos bajamos del helicoptero, casi perdemos las llaves del motel, asi que vamos a por las cosas y nos metemos en carretera rumbo a Greymouth. hacemos una parada en le lago Maritika que es como un espejo a hacer una foto y seguimos… Esta vez si hemos fotografiado el puente tren-coches:
Llegamos a Greymouth y María con una increíble vista divisa un lugar donde tomarnos un breakfast a las 12 de la mañana. Y que breakfast… Huevos fritos, salchichas, patatas fritas, jamón a la plancha, tomate a la plancha y tostadas… Que hartón de comer, ¡viva la fiesta del colesterol!
Y nos subimos en el tren de nuevo para reencontrarnos con la camper. Y de nuevo el placer para la vista con los increíbles paisajes de Arthur’s Pass…