Nos levantamos prontito con pesar, la cama del hotel Etap atrapa, pero hay que levantarse pronto que queremos visitar otra ciudad declarada patrimonio de la humanidad, Gante. Está aproximadamente a 50 kilómetros de Brujas, y nos pilla de camino de vuelta a Amsterdam, así que, ¿por qué no? Así que salimos de la cama prontito, hacemos la maleta y al coche pronto, ya desayunaremos allí.
En aproximadamente 40 minutos llegamos a Gante. Siguiendo las indicaciones del GPS nos metemos en el centro centro, ¡vaya! parece que nos hemos metido tanto en el centro que nos hemos debido pasar algún prohibido, porque los semáforos son solo de tranvías… ¡Ups! Nos damos la vuelta corriendo esperando que no nos vea nadie, y buscamos un parking.
Dejamos el coche, desayunamos un café con croissant, y procedemos a turistear.
Imaginaos nuestro asombro cuando encontramos esta vista, parece salida de un cuento:
Estamos sobre el Puente de San Miguel o Sint-Michelsbrug, desde donde se puede ver la Sint-Niklaaskerk o Iglesia de San Nicolás, la cual está abierta al público y podemos pasar a admirar. Es realmente bonita. Os pongo una foto de su altar.
Continuamos paseando por la calle principal hasta la plaza de San Bavón (Sint-Baafsplein), donde podemos contemplar la Torre Belfort y la magnífica Catedral de San Bavón (Sint-baafskathedraal):
Y tienen canales, cómo no, este viaje parece patrocinado por Canal plus jejeje… En gante confluyen dos ríos, el Lys y el Escalda. De hecho el nombre de Gante proviene de la palabra celta ganda que significa confluencia. Como curiosidad decir que parte de la riqueza de la ciudad proviene de que el río Escalda es navegable desde el mar.
Después de esto, nos perdimos por la ciudad admirando tanta belleza. Y a cada esquina que doblas, igual te encuentras un castillo, que una iglesia…
Tras un ratito, nos montamos en el coche y nos dirigimos a Amsterdam de nuevo, con un poco de pena porque nos hubiera gustado disfrutar más esta ciudad. Es una ciudad estudiantil, con lo que su vida nocturna debe ser bastante ajetreada. Al parecer, reciben muchísimos Erasmus españoles. Y por cierto, hablando de españoles, esta semana el español podría ser declarado idioma oficial, o al menos en el mayoritario. Todas las personas que te cruzas hablan español, es impresionante. Para que luego digan de la crisis.
De camino, comimos en un restaurante de paso, justo a la entrada de Holanda ya, un delicioso bocadillo de salmón (María) y otro de Rostbeef y tarta de chocolate y frambuesa (yo). ¡¡¡Buenísimo!!! Y después, nos tragamos un atasquito de unos cuantos kilómetros por culpa de un puente levadizo, ¡que mala pata!
De vuelta en Ámsterdam, dejamos el coche en Avis y volvemos al hotel para seguidamente ir hacia nuestra parroquia-bar a tomarnos una cerveza y tratar de actualizar el blog sin éxito. Así que para celebrar lo bien que lo estamos pasando, nos tenemos que tomar unas pintas. jijiji.
Y finalmente, nos vamos a cenar a un restaurante italiano en el barrio rojo. Un restaurante pasable la verdad, nos pudo el hambre y entramos al primero que vimos.
Y después, a dormir y ¡hasta mañana!