Hoy, con lo cansados que vamos, ganduleamos un poquito para levantarnos, pero aun así, estamos desayunando a las 8 y media. Por cierto, el desayuno del Hotel Bologna es digno de sus 4 estrellas, ciertamente… Acabamos plenamente satisfechos con una mezcla dulce -salado muy rica… A destacar los croissants rellenos de crema.
Tras hacer el check-out del hotel, dejamos el coche en el parking mientras hacemos la visita a la ciudad. Tomamos una ruta parecida a la de anoche visitando la Piazza del Comendadore de camino a la Torre Pendente, donde nos hacemos las fotos horteras de rigor sujetando la torre. Además paseamos por el recinto del Duomo y el Batisterio, aunque decidimos no subir a la torre porque hay demasiada gente esperando… En su lugar, damos un paseo por la muralla de pisa mientras volvemos hacia el hotel.
Recogemos el coche y nos enrutamos hacia Lucca. Otra ciudad amurallada muy bonita, de la que podemos destacar sus imponentes murallas renacentistas, su plaza anfiteatro romano, una plaza circular de origen romano, ahora con multitud de terrazas para tomar algo, la Via Fillungo con sus múltiples tiendas de todo tipo, y la catedral.
Como nota curiosa, al pasar por la iglesia de San Michele in Foro, vimos como grababan una escena de una peli (o serie, no sé, algo con actores jajaja) con los actores subidos a un andamio subiendo y bajando cajas de herramientas…
Al volver hacia el coche compramos para comer una focaccia de jamón y queso muy rica y un delicioso y crujiente cuerno de hojaldre relleno de chocolate. Ahora mismo me volvería a comprarme otro simplemente delicioso.
Sobre las 2 y media nos montamos en el coche para ir hacia Florencia mediante autovía. Sorprendentemente a la entrada del peaje la máquina no nos proporciona tique, cosa que luego a la salida de la autovía hay que explicar al señor cobrador, que no nos pone problema alguno.
Llegamos a la oficina de Locauto para dejar el coche (con más miedo que vergüenza tras leer opiniones de la empresa en internet) y tras dejarlo sin tener problema ninguno (de hecho el chico que lo recepciona es muy agradable) irnos hacia el hotel, que esta como a 400 metros de la oficina. El hotel (C-Hotels club) no nos da muy buena impresión para ser un 4*, malos olores, andamios… Espero que sea cosa del cansancio.
Con lo agotados que estamos ya a estas alturas, decidimos quedarnos en la habitación salvo para salir a comprar una cerveza y luego cenar. La idea es descansar un poco las piernas para poder disfrutar de Florencia los días que nos quedan, que llevamos dos días que no podemos con los pies.
Para cenar vamos a la Via del Moro 51 a un restaurante llamado Pensavo Peggio. En este restaurante tenemos algo parecido a un orgasmo culinario, impresionante lo rico que esta todo, De primero pedimos unos entremeses (que viva el salami), luego de principal María pide unos caneloni y yo unos gnocchi al pesto que quitan el sentido, me atrevería a decir sin dudar que los mejores que he comido nunca, de postre una panacotta de cacao que no desmerece en absoluto, y ya de vuelta de nuevo al hotel.