Bueno, se nos va acabando la visita portuguesa, hoy es nuestro último día completo en oporto y mañana volvemos a España así que hay que aprovechar!
Nos levantamos sobre las 10 y tras el desenredo habitual, salimos del hotel a desayunar. Hoy vamos a una pastelería hacia el norte del hotel que vimos ayer cuando volvíamos de cenar. Hemos desayunados unos croissant brioche riquísimos que creo que mañana repetiremos.
Una vez que tenemos cargadas las energías, vamos paseando al centro. Hoy vamos por otra ruta más llanita que, desde la rotonda de Buavista y bajando por Julio Dinis, Pe Cruz, Torrinha y Cedopeita nos acerca sin demasiados sube y baja al centro. Primero paramos en la universidad, y entramos al recinto, del cual solo se puede ver la tienda de recuerdos, un acierto porque vemos algunas cositas para llevarnos a casa.
Después paramos en una tienda de ropa que le hacía ilusión a Blanca. Ve muchos trapitos pero no me pide ninguno… mejor que llevamos un ritmo gastoso…
Bajamos, atravesando como podemos todas las calles cortadas por las obras del metro que parece que están construyendo una nueva línea de metro, que mala pata! Seguro que en un futuro viene genial a la ciudad pero ahora afea mucho el centro… en fin, que llegamos hasta el rio para luego subir por las Escalas do Barredo, un bonito camino lleno de escaleras que sube desde el nivel del río hasta la fachada de la catedral. Una vez ahí, transpirando un poco por la subida, paramos Justo antes del paso superior del puente Luis I, donde tomamos una cerveza. Los camareros son siempre muy simpáticos y atentos.
Cuando nos dan las dos, atravesamos el puente hasta llegar al mirador del monasterio de Serra do Pilar, donde podemos admirar unas bellas vistas de la cuidad.

Bajamos de esas alturas y tomamos el teleférico que nos llevará hasta la orilla del rio. Ahí paramos a comer en un restaurante italiano donde hemos comido unos gnocchi (Blanca) y unos spaghetti carbonara (Olivia y yo) deliciosos. El restaurante se llama S. martinos y, ademas de tener empleado al hijo de Leonardo di caprio, es económico, de nuevo sobre los 25€ incluyendo entrante a compartir, principal, bebida y postres.
Salimos de comer para encontrarnos con Christian, un compañero de trabajo. Hemos pasado con el toda la tarde, y hemos dado unas pocas vueltas a la ciudad de paso.
Volvemos a subir al teleférico (teníamos billete de i/v) y cruzamos de nuevo el Luis I. Atravesamos la plaza de la catedral para bajar por las callejuelas del barrio de Barredo, hasta que llegamos de nuevo al río, paseando por su orilla hasta que llegamos a una fiesta que parecía una batalla de gallos por la calle Alfandega.
Ahí tomamos la Rua de Sao Pedro de Miragaia, hasta llegar al Jadrin das Virtudes y seguimos subiendo por la Calçada das Virtudes por otro cuestón que nos hace sudar. Paramos en un bar de chavales a tomar un refrigerio, y tras un ratillo continuamos el camino, llegando al Jardim Joao Chagas. Lo atravesamos para mostrarle por fuera a Christian la universidad y la torre dos clérigos. Aquí nos comemos unos ricos bollos en la rua de los clérigos. Seguimos bajando por la calle hasta la estación de Sao Bento, que le mostramos por fuera a nuestro amigo y encomendándole que venga otro rato que a él le quedan más dias de vacaciones…
Bajamos por la preciosa Rua das Flores hasta llegar a la encantadora plaza de Largo de Sao Domingo, que siempre tiene música en vivo.
Subimos por la Rua das Taipas, donde encontramos un restaurante que se llama The Lucky Duck. Como Christian es un enamorado de los patos, lo apuntamos para venir después a cenar.
Estamos un poco cansados y pasamos un rato por su hostel. Aquí descansamos un rato en una jaima. Después de una hora ya empieza a refrescar bastante y decidimos volver a cenar al Lucky Duck.
Y todo un acierto. Cenamos sopa de pescado (Olivia, que le gustó pero luego no), y los demás cenamos un ceviche, un tartar de atún y un arroz de pato riquísimos de la muerte. Los precios en línea con el resto de sitios aquí, alrededor de los 20€ incluyendo una caipirinha… y Christian ha logrado que le regalen un pato de goma de su decoración, no exactamente el que quería pero algo es algo jajaja.
Y tras una tarde muy divertida con Christian, nos despedimos de el y tomamos un Uber de camino al hotel. Hoy hemos batido el récord de caminata, con más de 23000 pasos y 19,7 km, casi casi una media maratón!!! Estamos un poco cansados aunque las niñas no se han quejado ni un momento, pero a la cama a descansar que nos lo hemos ganado.
