Nos levantamos pasadas las 7:30, nos vestimos más o menos rápido y salimos. Parece que no hace tanto calor como el día de ayer! Pero aún así son como 25 grados ya a estas horas.
Paramos en el 7 eleven de al lado del hotel y cogemos unos bollitos que nos comemos encantados. Y a continuación enfilamos hacia el barrio de Asakusa, donde se encuentra el templo de Senso-ji. Damos una vuelta disfrutando de las vistas (y de la gente, imagino que al ser domingo mucha gente aprovecha para venir a rezar). El calor empieza a apretar pero de momento no necesitamos tirar de ventilador portátil, buena señal.
Al lado del templo hay un mercado muy chulo por el cual estuvimos paseando un rato. Muchos puestitos de comida, de ropa (alquilaban o vendían kimonos, por ejemplo)… también vendían amuletos de la suerte.







Tras un rato viéndolo, nos cambiamos de barrio.
Vamos a visitar el palacio imperial en el barrio de Chiyoda. Tras un rato caminando por los jardines del palacio imperial y leyendo un poco nos damos cuenta de que lo poquito que se ve son los restos del antiguo palacio de Edo. Gran parte del palacio fue totalmente destruido durante la segunda guerra mundial y lo que se reconstruyó no es visitable por el ciudadano de a pie salvo días puntuales ya que es la residencia del emperador de Japón. Así que hay poco que ver si no te gustan los jardines, y con el calor, casi ni nos acordamos de sacar la cámara de fotos. Estuvimos en una réplica de un puesto de guardia construido con madera, en el que podías hacerte una idea de como vivían los militares en los alrededores del palacio.


Cambiamos de tercio. Nos vamos al parque de Ueno y visitamos su zoo, con la esperanza de ver al Gran Oso Panda. Al parecer tienen una pareja de pandas que no hemos podido ver porque hemos llegado muy tarde. Pero bueno, paseamos por el zoo visitando los pocos animales que se pueden ver. No me extraña por otra parte que protejan a los animales con el torrado que está cayendo. Así que con la decepción nos vamos al hotel a descansar del calor un rato. Mañana vamos a cambiar el chip y escondernos en las horas centrales porque ha sido duro el día.
Tras un par de horas, sobre las 7 o así nos vamos a ver las luces del barrio de Shinjuku. De camino en el metro nos ponemos a hablar con una mujer y su familia y así como quien no quiere la cosa entablamos amistad y nos propone ir a cenar todos juntos con sus hijos así que vamos a acompañarles a su hotel (por cierto, menudo hotelazo, se llama The New Otani) para que dejen sus maletas y hagan check-in y cenamos en uno de los restaurantes del hotel unos noodles buenísimos. Que rica la comida japonesa.
Tras un par de horas o tres de animada charla nos vamos y reemprendemos camino a Shinjuku, pero ya es un poco tarde y nos da el tiempo justo a dar una vuelta y hacer unas fotillos. Volveremos por allí seguramente.



Y nada, metro y ya nos vamos a la cama, agotados como siempre de un día largo de turisteo, hoy hemos caminado mogollón, a ver el día de mañana con que nos sorprende.
