New York, 27 de Agosto

Escribiendo el diario tras todo el día, nos damos cuenta de que hoy es un día de contrastes… Intentamos sin éxito hablar con Juan Sepúlveda para agradecerle el vinito de bienvenida, y nos montamos en el Subway para ver Harlem, que se nos quedó pendiente de ver ayer. Hacemos una visita relámpago, vamos, visto y no visto, por que no nos ha resultado demasiado acogedor… No sabemos porqué, si por las precauciones que te dice todo el mundo que debes llevar, o por el rollito del barrio, en el que no te miran con caras de muchos amigos, por lo que volvemos al metro y decidimos patearnos todo Central Park.

Estamos andando mucho, así que nos parece que hemos hecho un poco el primo cogiendo la «tarifa plana» de metro, pero en fin, tras bajarnos del metro en la estación Central Park North, comenzamos un «paseito» de cerca de 3 horas en el que atravesamos el parque de norte a sur. En la primera paradita que hacemos, disfrutamos del primer momento desde que hemos llegado a esta ciudad en el que estamos realmente solos, sin nadie alrededor…

Chavales jugando al Béisbol en Central Park

Es increíble el oasis que tienen montado alrededor de tanto cemento. Hay de todo: una zona con unos 10 campos de béisbol (unos chavales estaban echándose un partido), una piscina, un lago gigante alrededor del cual corre la gente, un lago donde remar, una explanada gigante (la típica de las pelis). Por la noche nos hemos enterado que hoy precisamente ha estado Brad Pitt con sus hijos aquí. Lástima hubiera estado bien verle en persona. Pero nos hemos conformado con ver cómo los neoyorkinos se explayan y toman el sol.

 La explanada

Tras el paseo nos encaminamos en búsqueda de comida, hummm igual un «Guendis» esta bien… A pesar de repetir menú ¡¡¡que rico!!! Ya empieza a pesar un poco el cansancio, porque no hemos parado desde que llegamos, y el calor de justicia que hace aquí. Con lo que para descansar los pies y aprovechando el billete de todo el día que compramos, nos vamos hasta el lugar más lejano donde nos alcance el metro… A Conie Island. Aquí hemos contemplado una playa inmensa (lugar de esparcimiento de la clase modesta), un paseo marítimo completamente entarimado, y lo más famoso aquí: Un parque de atracciones antiquísimo, donde está la montaña rusa de madera más antigua de EEUU, y el concurso de traga-perritos calientes más famoso.

Aquí hemos tomado una birrita para descansar un poco y de paso hemos hecho muchas fotos, que el lugar lo merece, aunque sólo sea por lo peculiar del ambiente… Y que preciosidad de playa, lástima no haber sabido de ella porque yo creo que hubiéramos traído el bañador.

Cyclone en Conie Island Concurso de comedores de perritos en Conie Island. Los perritos más famosos en Nathan's

Cogemos el metro de vuelta y tras hacer un trasbordo, paramos en Brooklyn Heights.¡¡¡Que chulo!!! Por fin encontramos el barrio de las escaleritas a la puerta de las casas, que tanto se ve en las pelis y series… Es un barrio un tanto «piji», porque aquí es donde vive la clase más acomodada de Nueva York, pero hay que decir también que el barrio tiene mucho encanto, estilo y lo tienen super cuidado. Hay que volver a verlo con más calma.

 Brooklyn Hieghts

Llama también la atención el carácter de la gente. A pesar de haber leído en la guía que la gente es distante, nosotros estamos viviendo lo contrario, mucha gente que se preocupa por los demás desinteresadamente… Un tío que sujeta la puerta del metro cuando va a cerrar para que lleguen dos personas, una mujer que nos pregunta si nos hemos perdido al vernos mirando el plano, un chaval que nos avisa que el tren de al lado es el expreso por si queremos cambiar de tren… ¡Me encanta! Son encantadores.

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