Nos levantamos de buena mañana, aunque no tan pronto como ayer, sin saber que nos espera un día repleto de sorpresas. Nos disponemos a ir a Harlem a ver una misa Gospel, pero al salir nos encontramos, en la Avenida Madison en la misma puerta del hotel, un mercadillo callejero de kilómetros de largo. Vaya, lo del Gospel se va a posponer…
María dice que siempre hacemos lo que yo quiero y que por eso nos quedamos sin Gospel. Dice que a mi no me apetecía ir, pero yo ya me había animado. Pero digo yo, ¡que culpa tengo de que nos pongan un mercadillo tan a mano! En fin, damos una vueltecita admirando los puestos, los bolsos de imitación, los chiringuitos de comida (ponen perritos calientes hasta a las 9 de la mañana).Incluso tiramos la casa por la ventana y nos compramos una chapa-anuncio (una niña «feladora» jajaja). Pero bueno hoy ha hecho mejor tiempo, otra sorpresa, hoy no llevo la camiseta como si hubiera salido de la piscina.
Abandonamos el mercado con un regalito y un cargador Nokia que funcione a 110V, nos encaminamos hacia el Empire State Building. Y caminando por la 5th Avenue nos encontramos con una algarabía… Nos acercamos a ver, y resulta que estaban haciendo una cabalgata como homenaje al 60 aniversario de la independencia de Pakistan (yo decía 70, pero luego lo hemos corroborado con las fotos). Mogollón de carrozas y música en la calle, incluso majorettes con su bastón al vuelo (peliculeros).
Seguimos nuestro camino hacia el Empire State, a ver si vemos a Meg Ryan y Tom Hanks, pero va a ser que han debido quedar en otro lado… Aunque por fuera esta super chulo y impresiona cantidad lo grande que es, por dentro estan de reformas y lo tienen un poco feo. Pero al menos hemos podido subir y no estaba cerrado… Impresiona la subida en el ascensor, que se papea los pisos de 10 en 10. Tras admirar las vistas, y hacernos unas fotos, ocurrió el drama del día, que digo el día, del viaje… Un King Kong murió decapitado al caer de las manos temblorosas de «Juanjis»… Que digo yo que vaya mierda de mono-iman de nevera, que no aguanta ni un meneo…
Y al salir de allí, encontramos otra sorpresa: Un Wendy’s. A «Maris» se le llenan los ojos de lágrimas de la «emociorl». Después, el momento dientes largos: María ha encontrado las zapatillas de su vida. Pero meeeec, no tienen el 4 1/2 US (four an a jalf iu es). Jo…
Tras otra deliberación, «Juanjis» vuelve a salirse con la suya… ¡¡A comprar cacharritos!! ¡¡Yupi!! Hemos comprado una cámara, una iPod y un MP3 super bien de precio, así que ha merecido la pena. Y después, de paseo por el puente de Brooklin, porque esta vez si que hemos dado con el paseo que lo recorre. Eso si, vigilando constantemente el carril bici para evitar ser atropellados por algún neoyorkino mazas (que los hay por doquier). Juanjis empieza a sudar de nuevo, por lo que la catástrofe está cerca. Menos mal que ponemos remedio rápidamente y nos cobijamos a la sombra de un arbolito junto a un negro con una bayeta vileda en la frente. Que digo yo que a grandes males, grandes remedios, y que quien deja caer el sudor de su frente es porque quiere.
De ahí al Soho, increíble este barrio, con los edificios de película West Side Story. Lleno de gente, de tiendas, de ambiente… Tendremos que volver.
Y finalmente, de vuelta al Roosevelt. De nuevo al Smilers a por unos tupper de pasta, pollo repollo y más pollo… Todo buenisssimo.