Bueno, que agustito hemos dormido esta noche en nuestro hotel, jeje, nos ha costado levantarnos pero con la idea de ese “peaso” de desayuno nos levantamos a por energías para pasar el día…
Hoy hemos decidido salir del barrio de Mitte para irnos hacia el barrio judío, en el barrio de Scheunenviertel. Tomamos el tren hasta la estación de Oranienburgerstrasse, tras lo que vamos a contemplar la Neue Sinagoge, la nueva sinagoga, que en la guerra se mantuvo sorprendentemente bien, sólo dañada por los bombardeos. Fue restaurada en los años 80.
Continuamos la calle, para tomar la calle Grosse Hamburgerstrasse, en el que podemos contemplar el primer cementerio judío de Berlín así como un monumento al holocausto. El cementerio se podía visitar con la única petición de que los hombres se cubrieran la cabeza y se visitara con respeto. Pero al ver que no había nadie, no nos atrevimos y continuamos nuestra marcha.
En el suelo frente a la fachada de muchas casas hay placas conmemorativas con el nombre de judíos enviados a campos de concentración. Algunos edificios con daños aún de la guerra. Impresiona que tras tantos años aun se conserven estos vestigios.
Bajamos por Sophienstrasse para llegar a conocer los patios conocidos como Hackesche Höfe, una serie de patios en los que existe una gran vida gracias a sus tiendas cafés y garitos. Llama la atención el patio I, y su curiosa decoración.
El patio I desemboca en la calle Rosenthalerstrasse, en donde encontramos el Anna Frank Zentrum, una exposición de objetos y fotografías dedicada a los alemanes que ayudaron a esconder judíos. Pero lo que llamaba la atención era el arte callejero de las paredes del callejón.
Nos empieza a chispear, por lo que apretamos el paso, afortunadamente son cuatro gotas que pasan enseguida. Salimos del barrio y marchamos por la calle Gartenstrasse hacia el norte para contemplar una parte conservada del muro, en la calle Bernauerstrasse. Aquí podemos contemplar una maqueta que muestra el emplazamiento del muro, partes originales del mismo, así como conocer a todas las víctimas que perdieron la vida tratando de cruzarlo en un memorial localizado en el parque construido en la tierra de nadie entre los muros de las dos partes de Berlín.
Cruzando Bernauerstrasse se encuentra un mirador desde el que, tras subir 7 pisos se puede contemplar una sección de lo que fue el muro, las dos paredes, la tierra de nadie entre ellos, las torres de vigía y las alambradas. Sobrecoge pensar lo que debió ser vivir con “eso” ahí durante tantos años, separando a un mismo pueblo, probablemente a familias.
Finalmente salimos de la zona por la estación de metro de Nordbanhof, donde relatan cómo fueron los años en los que existió el muro para el suburbano, y pudimos ver fotos de las estaciones que estaban sobre el Berlín Este totalmente clausuradas para evitar fugas de sus habitantes hacia el Oeste. Era curioso que los trenes de Berlín occidental pasaban bajo el Berlín oriental pero se saltaban sus estaciones. También narraban episodios de personas que lograron escapar a través de los túneles de metro.
Volvemos a la estación de Oranienburgerstrasse, para buscar Heckmanhoffe, otro conjunto de patios parecido al anterior, donde se encuentra una tienda artesana de caramelos donde se puede ver cómo se fabrican de manera artesana los mismos. Increíble el olor dulce de la tienda.
También pasamos por la famosa casa okupa, pero fue clausurada el año pasado así que no había mucho que ver.
Volvemos al tren para marchar hacia el Berlín Occidental. Si hasta ahora nos había parecido una ciudad muy tranquila y apacible, con poca gente y tráfico, cuando aterrizamos en el centro comercial KaDeWe pudimos alucinar de la cantidad de gente que había. Hemos saltado al barrio de Charlottenburg. Este centro comercial es como un Corte Inglés a lo bestia, íbamos a intentar comer a la sexta planta, es muy recomendable subir porque hay una mezcla muy curiosa de tiendas de alimentación delicatessen y restaurantes y cafeterías. Increíble la mezcla de olores. Pero con la cantidad de gente decidimos huir a la calle en busca de otro Currywurst. Delicioso a la par que grasiento jajaja.
Desde aquí podemos contemplar la torre de la iglesia Conmemorativa del Kaiser Guillermo. Esta torre se encuentra medio derruida, y así se mantiene como símbolo antibelicista.
He de confesar que huimos del barrio ahuyentados por la cantidad de gente. Decidimos marchar a contemplar el palacio Schloss Charlotenbourg, del siglo XVIII de estilo barroco, construido por la familia real Hozenzollern. PAra llegar bajamos del tren en la estación de Sophie-Charlotte-Platz y una amable señora nos indicó la dirección correcta para darnos la mala noticia de que teníamos que caminar un kilómetro… Que los pies ya nos pesan.
Pero llegamos demasiado tarde para entrar. Vamos a la parte de atrás a contemplar los jardines mientras nos queda sol.
Como nos negamos a patear otra vez de vuelta hasta el tren, buscamos un autobús que nos lleve otra vez al metro o al tren. El autobus nos deja en la cabecera de la línea de metro U2, en el que encontramos el estadio olímpico en su segunda parada, así que decidimos intentar probar por si se ve algo ya de noche, con poca suerte (la verdad es que es bastante lúgubre el camino, da un poco de miedo tan solitario y oscuro).
En fin, volvemos al metro y montamos hasta llegar a la Hopfbahnhof (estación central), desde la cual nos damos un paseo hasta el Reichtag, donde teníamos que estar a las 19:30 para visitar su cúpula. Visita obligatoria de noche, ya que es muy vistosa la cúpula en si y si puede ser de día también, porque las vistas de la ciudad son impresionantes desde arriba, pero la ciudad es bastante oscura y apenas se distingue nada por la noche.En fin, la cúpula fue diseñada por Norman Foster y es una preciosidad.
Imprescindible pedir la audioguía en español y contemplar posteriormente la colección de fotos con la historia del edificio. Interesantísimo.
Después de esto, cenamos de camino a casa en un italiano, una lasagna y unos espaguetis bolognesa regularcillos, pero la verdad es que estamos tan cansados que nos da igual. Y de nuevo al metro y al hotel a descansar, que llevamos una paliza de aúpa hoy.