Hoy nos levantamos muy prontito, porque tenemos previsto viajar a Bélgica a ver Brujas y Gante. Anteayer reservamos un coche de alquiler y un hotel en las afueras de Brujas, así que pronto preparamos una maleta y nos damos un paseo para ir a buscar nuestro cochecito, un Citroën C1.
A las 9 estamos en marcha y motorizados. Y gracias al GPS, enseguida estamos en dirección a Brujas. Impresionante las autopistas holandesas, y la cantidad de camiones que viajan dirección Bélgica, ocupan un carril para ellos solos y a veces el segundo también. A la mitad de camino, paramos a comer un bocadillo y un café para desayunar en un Deli Fresh.
Sobre las 12 llegamos a Brujas sin mayor novedad, salvo la lluvia al principio del viaje y luego el sol cegador en la segunda mitad del viaje. Que no se me entienda mal, que se agradece el sol, pero en estas fechas no sube mucho el sol en el horizonte y molesta para conducir. Pero a lo que vamos, llegamos sin problemas. Nos registramos en el hotel Etap, cercano a la estación de tren. Una habitación muy chiquitita, pensada al milímetro, pero muy cómoda y más que suficiente para pasar una noche.
Y ahora, al turisteo!!! A patear la ciudad, el coche se queda aparcado en un descampado al lado del hotel… Estamos deseando descubrir todos los rincones que podamos de esta ciudad declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Lo primero que vemos es el monasterio de las monjas Beguinas:
Después de esto, teniendo en cuenta las horas que son, y para tratar de aprovechar las horas de sol lo más posible, decidimos comer algo rápido, y adivinad que es lo primero que decidimos comer en Bélgica… ¡Claro! Unos gofres calentitos. Deliciosos, yo no puedo evitar repetir jejeje
Tras esta gochada, tomamos la Katelinestraat para ver los principales monumentos de la ciudad.
Aquí parte de Memligmuseum.
Y aquí tenemos la iglesia de Notre-dame o Onze-leve-Vrouwerk:
Es impresionante, a cada esquina que doblas es una sorpresa, entre monumentos y canales.
Seguidamente, bajando por la calle Steenstraat cruzamos un mercadito en la plaza Simon-Stevinplein donde se podrían comprar muchos tipos de comida belga, sobre todo patatas y hot-dogs. Siguendo la misma calle llegamos a la plaza Markt, en la que se encuentra el palacio provincial o Provinciaal Hof, y un mercado navideño con incluso una pista de patinaje sobre hielo donde jugaban muchos niños.
Seguimos a la plaza Burg, donde encontramos el ayuntamiento o Gothig hall – Stadhuis.
Y continuamos nuestro paseo por el centro histórico donde podemos encontrar miles de rincones especiales de los que rescato algunos.
Finalmente tomamos camino al este de la ciudad, donde pudimos ver alguna de las puertas de entrada de la ciudad y sus históricos molinos de viento.
Después de la pateada paramos a tomar una birrita y descansar y volevemos sobre nuestros pasos para merendar-cenar en el primer mercado que nos encontramos, unas patatas fritas y un perrito con cebolla caramelizada que estaban que lo petaban, y nosotros también. Aunque el resto de días hemos comido bien y sano, hoy hemos comido bien, pero sano lo que se dice sano no.
Solo nos quedaba orientarnos casi a oscuras dirección al hotel y esperar a ver si había suerte para ver el Real Madrid-Ajax, que al no poder verlo, pues no había otra cosa que hacer que dormir y descansar…
¡Hasta mañana!