Empezamos el día y tras desperezarnos y desayunar, tomamos camino de la Mezquita de Süleymaniye, que al parecer es la más importante de toda la ciudad. Y la verdad es que nos impresiona mucho su majestuosidad.
Nos disponemos a entrar en la mezquita. Como está lloviendo (menuda suerte estamos teniendo con el tiempo), nos ofrecen bolsas de plástico para que podamos meter nuestros zapatos dentro y no mojemos la alfombra de la mezquita (supongo que todos sabréis que en las mezquitas hay que pasar descalzo). Así que nos descalzamos y nos metemos dentro.
Es la primera vez en mi vida que entro en una mezquita. Y he de confesar que me impresiona profundamente la tranquilidad que se respira en el templo, lo bonito que es el interior, el suelo totalmente alfombrado y de un limpio inmaculado…
Aquí nos sentamos en la alfombra para disfrutar bien de la vista. Cuando ya nos hemos empachado de mezquita, decidimos marchar hacia el mercado de las especias, cerca de la mezquita. Bajamos la calle entre ambas, sufriendo el viento y el agua nieve (si, está haciendo mucho frío). Y enseguida llegamos al mercado.
El mercado consiste en dos naves en forma de L, en la cual se venden principalmente especias (en serio!?), aunque también otros muchos artículos como souvenirs, zapatos… Es algo así como un Gran Bazar en chiquitito, con muchos olores embriagadores provinientes de todos lados. Un placer para los sentidos (y además que sí, porque aquí se está calentito y al resguardo).
Una vez comprado un par de detallitos, continuamos nuestro paseo, que nos lleva a la Nueva Mezquita, justo al lado del mercado. Una mezquita bastante más modesta que la primera que visitamos en el día, pero aún así bastante bonita.
Tras visitarla, tomamos el tranvía-metro para cruzar el río Cuerno de Oro, y pasar a otra de las partes de la ciudad cruzándo por el Puente de Gálata, para dar un paseo por el barrio de Taksim. Para llegar al barrio, tenemos que bajar del tranvía en la estación de Kabatas y tomar el funicular que nos sube a la colina de Taksim.
Una vez arriba, tratamos de pasear por la plaza, pero hace tanto frío que nos cobijamos en la calle comercial Istiklal. Algo así como la calle Preciados pero como 10 veces más largas. Cuando llegamos a esta calle recordamos que nuestro amigo Javi nos recomendó un restaurante llamado Gani Gani. Lo buscamos y subimos a la segunda planta, lugar donde podemos comer sentados en el suelo entre cojines. La comida además, de lo mejorcito que hemos probado hasta ahora y además bastante barato…
Tras comer y no sin muchas dudas con lo calentito y agusto que se está en el Gani Gani, tenemos que continuar. Seguimos bajando la calle Istiklal, hasta el final, y a continuación por la calle Yüksek (llena de comercios dedicados a vender instrumentos de música) hasta que llegamos a la Torre de Gálata, una maravilla que se encuentra en pie desde el siglo VI, que se construyó inicialmente como faro, y ahora tiene un restaurante en su planta superior.
Tras subir, podemos dar una vuelta en su balcón viendo prácticamente toda la ciudad. Lástima de tiempo, aún así hemos grabado un vídeo para que os hagáis una idea…
http://www.youtube.com/watch?v=4H5khSxzWBg
Seguimos pelados de frío, y sigue cayendo el agua nieve, así que descendemos para volver a cruzar el puente Gálata de vuelta a la parte antigua de la ciudad. Cogemos el metro que rápidamente nos acerca al lado de la mezquita de Santa Sofía.
Lástima, acaban de cerrar, así que corremos a tratar de ver la Mezquita Azul por dentro y por fuera:
http://www.youtube.com/watch?v=mf3J4lTW05M
Una pasada increíble. Es una preciosidad. Nos quedamos sin palabras para describirla. De nuevo nos tenemos que sentar en la alfombra para disfrutar del espectáculo…
Al salir, nos vamos al hotel a descansar del frío del día. Llegamos ateridos y mientras tratamos de entrar en calor, otra vez vuelven a llamar a la oración desde las alminaras de todas las mezquitas de la ciudad. Esta vez hemos grabado un pequeño vídeo para que lo oigáis:
http://www.youtube.com/watch?v=ZeysSZPjGC4
Impresionante ¿verdad?
Tras un buen rato entrando en calor y con ropita seca nos bajamos a la calle a buscar un sitio donde cenar. Enseguida nos aborda un camarero del primer restaurante, que nos hace una buena oferta para cenar. Así que allá que vamos, nos cenamos una deliciosa sopa y luego María una dorada a la brasa, y yo un kebab “Alí Babá”, que es una vasija que la presentan entre llamas, con carne de ternera y verduras. Todo delicioso.
Por cierto, que bien se come aquí… Nunca se falla se decida uno por el restaurante que se decida.