Y hoy acaba nuestra honeymoon, que penita, pero a la vez que alegría de poder ver a Blanca por fin, la hemos echado de menos increíblemente.
No pegamos nuestro último mega desayuno en la Villa Lanterna, igual de delicioso que ayer. Sobre las 9 y media subimos a terminar de empaquetar todo, que madre mía, llevamos una bolsa que cuando lleguemos a Madrid estoy seguro que con abrirla, la ropa se meterá sola en la lavadora…
Nos montamos en el coche, y hacemos la última foto a Dubrovnik, desde la carretera, esta en formato panorámico:
Bueno, pues eso de ahí es el centro de la ciudad. Seguimos con rumbo al aeropuerto, llenamos el depósito y entregamos el coche, que hay que joderse, todo el viaje sin hacerle un roce al coche y choco el retrovisor con el de otro coche a 5 metros de devolverlo 😀 Pero no hay que lamentar ningún roto.
Y poco más, facturamos y tras un par de horitas de espera embarcamos y despegamos con 15 minutos de retraso, se acerca la hora del reencuentro! 🙂
Mientras volamos, recordamos momentos del viaje, y como siempre, pensamos en lo que más nos ha gustado del viaje. María no sabe pronunciarse, porque hemos visto cosas muy diferentes sin comparación.
Para mi, que me ha encantado Viena y su concierto, y me ha fascinado lo bien integrado que está el centro histórico de Split con su vida, creo que lo que más me ha gustado es el parque de los lagos de Plitvice. Supongo que siempre me gusta más cuando lo que me impresiona es la naturaleza… Pero bueno, ahi os queda mi humilde recomendación por si alguna vez pasáis cerca.
Después de entretenernos en rememorar el viaje, aterrizamos sin mayor novedad, sanos y salvos, y corriendo nos reencontramos con Blanca que ha venido con sus abuelos a recibirnos al aeropuerto. ¡Que grande esta!
Gracias por seguir este humilde blog durante estos días, me consta que hemos tenido seguidores y a todos los que habéis aguantado nuestras chapas… ¡Gracias y hasta el próximo viaje!