Lago Puelo, 13 de Febrero

Nos levantamos con una asombrosa parsimonia. Ummm parece que esto va a ser así todo el viaje, aunque aprovechamos para descansar bien, sobre todo los chicos que llevan a sus espaldas dos mil kilómetros de viaje. Salimos a dar un paseo por Bariloche y de paso aprovechar para comprar algo para desayunar, unas facturas, leche… Genial para comenzar el día.

Tras volver al apartamento y desayunar, nos ponemos en marcha tras esperar al Cervi que en el último momento decidió irse de compritas… En fin, nos montamos en los tres coches y partimos rumbo a El Bolsón, un pequeño pueblecito a 150 kilómetros de distancia de Bariloche, chiquitito, tranquilo, y una vez allí pudimos comprobar como hay montado un mercadillo ideal para dejarse unos pesos en regalitos. Al parecer, este lugar es el centro de un movimiento hippie de hace años, en el que se concentraron en esta zona con la creencia de que en caso de guerra nuclear, este sería el único lugar que no sería afectado, además, al parecer, también fue un movimiento contra la construcción de un reactor nuclear.

En El Bolsón, tomando el sol y los Andes al fondo

Comemos algo rápido y tras un rato, marchamos hacia el Lago Puelo, sólo Vicky, Mati, Pedro, Cervi, Maria y yo. El resto se quedó en Bariloche haciendo día allí. Al poco, llegamos al lago y a nuestra siguiente estancia, el camping del lago. Tenemos dos opciones, el camping agreste y el organizado, el organizado mucho mejor por sólo dos pesos más por persona. Así que ahí nos quedamos. Damos un paseo buscando una parcela con buena pinta y ahí acampamos.

Tras un rato… uhuh… Parece que empieza a llover, bah, serán unas gotas de lluvia de verano… Pero parece que no… Así que a toda prisa nos ponemos a montar las tiendas de campaña, y a correr a refugiarnos bajo un árbol. Menos mal que cogimos el chubasquero porque parece que la lluvia se prolonga… Y tanto, porque la cosa va para largo, tanto que nos llueve toda la noche. Eso sí, gracias a la Cruz de Sal del Mago, tenemos un rato de descanso de lluvia, suficiente para que Matías prepare un arroz con verduras genial en su puchero, y para cenar. Porque nada más cenar otra vez a llover… Así que por mi parte me meto en la tienda y a dormir para estar al resguardo.

Como sopas

El resto de los chicos se queda de copillas hasta altas horas… Con lo bien que se está sin estar mojado dentro de la carpa…

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