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Estambul, 27 de Febrero de 2011

¡Vamos! ¡vamos que es nuestro último día y hay que intentar ver todo lo posible!

Como no puede ser marcharnos de Estambul sin ver Santa Sofía, lo primero del día es ir a visitarla, que no se nos pase que teniéndola al lado del hotel no la hemos visitado aún, ya nos vale.

Sigue haciendo mucho frío hoy por lo que la espera en la entrada se nos hace algo larga, pero bueno, no habremos tardado más de 5 minutos en entrar.

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Desde luego, desde fuera es algo impresionante, pero nada comparado con lo que nos espera dentro. Santa Sofía ahora es un museo, desde luego el más imponente de los que haya estado nunca.

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Estas son algunas de las vistas del interior de Santa Sofía. En su parte superior existe un museo donde se aún se conservan algunos frescos de la época bizantina de la catedral, en la foto aparece en el centro la Virgen María con Jesus, y a su lado uno de los emperadores. En la segunda, el Arcangel San Gabriel, en la bóveda de la fachada principal.

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Tras la visita, tomamos el tranvía hasta Eminonu, desde donde tomamos un ferry para llegar a la parte asiática de la ciudad. Hacemos caso a Pepe Ramos y cogemos uno de los ferrys “normales” evitando los de turistas, ahorrandonos casi 5 euros por cabeza… Que bien contar con vuestros consejos en facebook!

Por primera vez (si no contamos alguna escala en un aeropuerto) podemos decir que ¡hemos pisado Asia! Y resulta que en Asia sigue haciendo el mismo frío que en Europa, como unos 2º que vemos al bajar del ferry, que de sensación térmica hace mucho menos, la leche que fríooooo!

En fin, lo primero que queremos hacer es ir a visitar la Torre de Leandro, un islote en el que existe un antiguo faro, bastante pintoresco y digno de ver. Ahora es un restaurante, aunque en su momento llegó a ser aduana o lugar de cuarentena durante una epidemia de cólera.

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Tras ver el faro contemplando al fondo las mezquitas del lado europeo, desandamos nuestros pasos para contemplar las tres mezquitas que están al lado del puerto de Uskudar, las mezquitas de Iskele, de Yeni Valide y de Semsi Pasa. Algunas las logramos visitar pero otras tenemos que dejarlo pues están rezando. Son mezquitas más pequeñas que las que hemos visto anteriormente, pero igualmente acogedoras.

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Con el frío que hace y alguna señora es capaz de ir con este calzado de madera… ¿estamos locos?

Tras ver las mezquitas nos damos un paseo por el barrio, y antes de tomar el ferry de vuelta, nos comemos un durüm kebab delicioso en un sitio cualquiera de la calle Caoglan.

Sin tiempo a reposar tomamos el ferry de vuelta a Eminonu y de ahí tomamos un autobús que nos acerca al barrio de Eyup. Queremos ver su mezquita, lugar de peregrinación para los musulmanes puesto que Eyup fue el porta estandarte de Mahoma, y sus restos yacen aquí.

Decir que en esta mezquita se respira mucho fervor religioso, y eso, combinado con que parece que siempre están rezando dentro, nos hace desistir de entrar en ella. Preferimos no molestar.

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A cambio, damos un paseo por el cementerio de Eyup, lugar donde podemos comprobar como comparten sitio lápidas otomanas, bizantinas y turcas. Sinceramente es un paseo bastante agradable aún con el ruido de los cuervos sobre nuestras cabezas, subiendo la ladera a pie hasta llegar al famoso café Pierre Loti, situado en la estación superior del teleférico. Desde allí hay unas increíbles vistas de la ciudad, pero con el tiempo se quedan en modestas vistas de la mezquita y el cementerio.

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Tras disfrutar un rato de la panorámica, desandamos el camino volviendo hasta la mezquita para comprobar de nuevo que no parece buena idea entrar. Así que decidimos dar una pequeña vuelta por el barrio y luego volver al barrio del hotel.

Tomamos otro autobús que abandonamos en el barrio de Fatih. Ahí podemos ver durante un momento la mezquita de Fatih, y continuamos ya a pie por la calle Macar Kardesler. Y encontramos uno de los acueductos que surtían de agua en su momento la Cisterna de la Basílica.

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Continuamos el descenso de la calle y vemos la Mezquita del Príncipe (Sehzade), y continuamos nuestro camino.

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Nos desviamos para tratar de ver Suleymaniye de nuevo, aunque a la hora que llegamos está ya todo cerrado, así que decidimos ya volver al hotel, no sin antes cenarnos algo.

Estamos agotados y helados. Pero la verdad es que el viaje ha merecido la pena. Estamos convencidos de que la ciudad con sol debe ser algo increíble de ver, porque nos ha conquistado sin poder disfrutar una de sus magníficas puestas de sol. Espero tener la oportunidad de volver, esta vez con más tiempo para disfrutarla con más tranquilidad.

Muchas gracias por leer nuestro modesto diario de viaje, espero no haberos aburrido ni haberos hecho sangrar los ojos con alguna falta de ortografía o alguna inexactitud histórica…

Ahora me voy a acostar que mañana a las 4 de la mañana nos suena el despertador para ir al aeropuerto… Argh!

Un abrazo!

Estambul, 26 de Febrero de 2011

Empezamos el día y tras desperezarnos y desayunar, tomamos camino de la Mezquita de Süleymaniye, que al parecer es la más importante de toda la ciudad. Y la verdad es que nos impresiona mucho su majestuosidad.

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Nos disponemos a entrar en la mezquita. Como está lloviendo (menuda suerte estamos teniendo con el tiempo), nos ofrecen bolsas de plástico para que podamos meter nuestros zapatos dentro y no mojemos la alfombra de la mezquita (supongo que todos sabréis que en las mezquitas hay que pasar descalzo). Así que nos descalzamos y nos metemos dentro.

Es la primera vez en mi vida que entro en una mezquita. Y he de confesar que me impresiona profundamente la tranquilidad que se respira en el templo, lo bonito que es el interior, el suelo totalmente alfombrado y de un limpio inmaculado…

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Aquí nos sentamos en la alfombra para disfrutar bien de la vista. Cuando ya nos hemos empachado de mezquita, decidimos marchar hacia el mercado de las especias, cerca de la mezquita. Bajamos la calle entre ambas, sufriendo el viento y el agua nieve (si, está haciendo mucho frío). Y enseguida llegamos al mercado.

El mercado consiste en dos naves en forma de L, en la cual se venden principalmente especias (en serio!?), aunque también otros muchos artículos como souvenirs, zapatos… Es algo así como un Gran Bazar en chiquitito, con muchos olores embriagadores provinientes de todos lados. Un placer para los sentidos (y además que sí, porque aquí se está calentito y al resguardo).

Una vez comprado un par de detallitos, continuamos nuestro paseo, que nos lleva a la Nueva Mezquita, justo al lado del mercado. Una mezquita bastante más modesta que la primera que visitamos en el día, pero aún así bastante bonita.

Tras visitarla, tomamos el tranvía-metro para cruzar el río Cuerno de Oro, y pasar a otra de las partes de la ciudad cruzándo por el Puente de Gálata, para dar un paseo por el barrio de Taksim. Para llegar al barrio, tenemos que bajar del tranvía en la estación de Kabatas y tomar el funicular que nos sube a la colina de Taksim.

Una vez arriba, tratamos de pasear por la plaza, pero hace tanto frío que nos cobijamos en la calle comercial Istiklal. Algo así como la calle Preciados pero como 10 veces más largas. Cuando llegamos a esta calle recordamos que nuestro amigo Javi nos recomendó un restaurante llamado Gani Gani. Lo buscamos y subimos a la segunda planta, lugar donde podemos comer sentados en el suelo entre cojines. La comida además, de lo mejorcito que hemos probado hasta ahora y además bastante barato…

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Tras comer y no sin muchas dudas con lo calentito y agusto que se está en el Gani Gani, tenemos que continuar. Seguimos bajando la calle Istiklal, hasta el final, y a continuación por la calle Yüksek (llena de comercios dedicados a vender instrumentos de música) hasta que llegamos a la Torre de Gálata, una maravilla que se encuentra en pie desde el siglo VI, que se construyó inicialmente como faro, y ahora tiene un restaurante en su planta superior.

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Tras subir, podemos dar una vuelta en su balcón viendo prácticamente toda la ciudad. Lástima de tiempo, aún así hemos grabado un vídeo para que os hagáis una idea…

http://www.youtube.com/watch?v=4H5khSxzWBg

Seguimos pelados de frío, y sigue cayendo el agua nieve, así que descendemos para volver a cruzar el puente Gálata de vuelta a la parte antigua de la ciudad. Cogemos el metro que rápidamente nos acerca al lado de la mezquita de Santa Sofía.

Lástima, acaban de cerrar, así que corremos a tratar de ver la Mezquita Azul por dentro y por fuera:

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http://www.youtube.com/watch?v=mf3J4lTW05M

Una pasada increíble. Es una preciosidad. Nos quedamos sin palabras para describirla. De nuevo nos tenemos que sentar en la alfombra para disfrutar del espectáculo…

Al salir, nos vamos al hotel a descansar del frío del día. Llegamos ateridos y mientras tratamos de entrar en calor, otra vez vuelven a llamar a la oración desde las alminaras de todas las mezquitas de la ciudad. Esta vez hemos grabado un pequeño vídeo para que lo oigáis:

http://www.youtube.com/watch?v=ZeysSZPjGC4

Impresionante ¿verdad?

Tras un buen rato entrando en calor y con ropita seca nos bajamos a la calle a buscar un sitio donde cenar. Enseguida nos aborda un camarero del primer restaurante, que nos hace una buena oferta para cenar. Así que allá que vamos, nos cenamos una deliciosa sopa y luego María una dorada a la brasa, y yo un kebab “Alí Babá”, que es una vasija que la presentan entre llamas, con carne de ternera y verduras. Todo delicioso.

Por cierto, que bien se come aquí… Nunca se falla se decida uno por el restaurante que se decida.

Estambul, 25 de Febrero de 2011

Bueno bueno! Ya estamos arriba, esperabamos que nos levantara la llamada a la oración del alba, pero no lo hemos oído (supongo que no lo han hecho) porque desde la ventana se ve esto:

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Se trata de la pequeña Mezquita Sokollu. Como se puede apreciar, no hace un día muy soleado que se diga, de hecho, el día tiene la misma pinta que el de ayer. Así que nos armamos del chubasquero y nos vamos a patear la ciudad, tras el desayuno en el hotel.

Como las mezquitas las vimos ayer y hoy no hace sol, decidimos dejarlas para verlas por dentro mañana a ver si con suerte hace sol. Así que nos encaminamos a ver el Palacio de Topkapi.

Llegamos y comenzamos a pasear por el primero de sus cuatro patios. Al parecer, el palacio está dividido en cuantro patios diferenciados, a cada cual antiguamente cada vez pocía acceder menos gente: el primer patio era el patio del pueblo, en el cual podía acceder libremente cualquier persona. Mirad que vistas desde la puerta del primer patio:

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En este patio compramos las entradas de acceso al palacio. Vimos desde fuera una iglesia de la época bizantina y enseguida atravesamos las puertas que dan acceso al segundo patio. En este patio, antiguamente, ya sólo podían acceder personas invitadas por el Sultán, y en él se celebraban recepciones y celebraciones.

Tras un breve paseo por el segundo patio, accedemos al tercero por otra gran puerta. Este patio sólo era accesible por las personas de confianza del Sultán, así como otros mandatarios. Tras atravesar la puerta se ven enseguida dos edificios en mitad del tercer patio: El primero es un edificio que contiene una gran sala de audiencias, donde el Sultán recibía a sus invitados:

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El segundo es una mezquita privada para que el Sultán y su familia pudieran hacer sus oraciones:

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En los edificios alrededor se encuentran una serie de estancias donde poder admirar muchos de los tesoros del Sultán, ropas del Imperio Otomano, y algunas reliquias sagradas de le profeta Mahoma. Tras un buen paseo por el museo accedemos al último patio, que es el patio en el que paseaba la familia del Sultán.

Este cuarto patio está en restauración en estos momentos, pero hemos podido ver el Pabellón de Bagdad, que se construyó para celebrar la conquista de la ciudad:

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Tras disfrutar de un breve paseo, decidimos volver que nos queda mucho Estambul por conocer.

Al salir, llegamos a la Cisterna de la Basílica. Esta cisterna es un gran tanque subterráneo de 140 x 70m que construyó el emperador Justiniano en el siglo VI. El techo de esta cisterna está sostenido gracias a más de 300 columnas, entre las que destacan dos, las cuales tienen en su base dos cabezas de la Diosa Medusa (se desconoce la finalidad de estas cabezas). Es una visita impresionante:

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Tras esta impresionante visita nos vamos a comer. Mientras comemos repasamos la guía y un escalofrío recorre mi espalda… ¿!¿!María, hemos visitado el Harén del Palacio?!?! No padre!!!!

En fin, terminamos de comer, nos vamos a cambiar de ropa al hotel para entrar en calor y partimos raudos al palacio de nuevo a ver si nos dejan pasar para verlo. En la puerta del palacio se apiadan de nosotros que tratábamos de pasar haciéndonos los tontos con las entradas que ya habíamos usado… Y nos dejan pasar. Estos “Estambulenses” son bien amables la verdad, porque bien podían haber pensado que tratábamos de colarnos, pero nos han dejado entrar.

Y vamos a visitar el Harén que también hay que sacar entrada. Con una suerte increíble puesto que nos dan las dos últimas entradas del día, que justo están cerrando.

Menos mal que lo hemos visitado. Es una maravilla conocer cómo vivían el Sultán y sus mujeres. Al principio vemos las estancias de los Eunucos Negros, que eran los sirvientes del Harén:

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Poco a poco vamos atravesando las estancias y patios:

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Hasta llegar al aposento del Sultán:

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Ahora si hemos visto por completo el palacio. Menos mal. Una vez terminada la visita, decidimos ir de compritas al Gran Bazar:

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Y aquí, tras millones de regateos (Ni Cristiano Ronaldo regatea con tanta maestría como mi María, oiga), nos vamos de vuelta al hotel al reposo del guerrero. No hemos podido hacer todas las compras que queremos, pero hemos comprado algunas cosas a un buen precio y en alguna otra hemos pecado de pardillos, supongo. Pero ha sido divertido.

Hasta mañana!

Estambul, 24 de Febrero de 2011

Hola a todos,

Acabamos de llegar a Estambul. Este año decidimos pedir en la carta a los Reyes Magos una escapada y enseguida nos decidimos por venir a conocer la antigua capital del Imperio Otomano, Estambul, antes conocida por Costantinopla y antes aún por Bizancio… Ya sabéis que nos gusta viajar más que un lápiz a un tonto, así que aprovechamos la mínima excusa para ponernos en ruta jajaja

Esta mañana llegamos al aeropuerto con nuestro free a ver si había plazas libres en el vuelo de hoy de Iberia, que ya sabéis que estos billetes van en lista de espera… Y ha habido suerte, porque, aunque con tres cuartos de hora de retraso, hemos podido volar sin más problema.

Tras casi cinco horas de vuelo (y una más de cambio horario) llegamos al aeropuerto de Ataturk. Como no facturamos, enseguida vamos en busca de la compañía que nos hace el transfer al hotel. Y dicho y hecho, enseguida nos plantamos en la puerta del Diva’s hotel, un hotelito bastante mono muy cerca de las mezquitas.

Es tarde y estamos cansados del viaje, pero como no tenemos muchos días, sin pensárnoslo ni una vez, nos bajamos a dar un paseo a inspeccionar la zona. Además, acaban de llamar al rezo desde los minaretes de las mezquitas, por cierto, es impresionante la primera vez que lo escuchas, así cualquiera se amodorra con este jaleo!

El tiempo es un poco malo. Está chispeando y hace bastante fresco. Pero empezamos a dar una vuelta por Sultanahmet y tras varias calles nos encontramos de bruces con el antiguo hipódromo (del que sólo queda una columna de su arco) y la Mezquita Azul. ¡Que maravilla! Es increíblemente grande. Al fondo podemos divisar la mezquita de Santa Sofía, así que damos un paseo disfrutando de la vista de ambas, por el parque que las separa.

Tras un rato disfrutando las vistas, tratamos de entrar en la Mezquita Azul, pero no podemos porque es el momento de la oración, pero bueno, nos paseamos por sus alrededores admirando su arquitectura.

Pero lo que me tiene impresionado es la mezquita de Santa Sofía. Impresiona pensar que esta mezquita anteriormente fue la mayor iglesia cristiana del mundo pues fue construída por el emperador Justiniano en el siglo VI. Guau! no tengo palabras.

Después del paseo vamos a cenar. Nos damos un paseo por las calles alrededor de la principal Divanyolu y enseguida nos empiezan a tentar los empleados de los restaurantes de la zona. Tras mirar unos cuantos, nos decidimos por uno, bastante curioso, que en su entrada es una tienda de alfombras y sólo tras subir en un ascensor se descubre que es restaurante. Y desde arriba se tienen unas vistas increíbles de la Mezquita Azul. Nos cenamos un Doner Kebab (María) y yo unas chuletas de cordero. Riquísimo todo.

Y nos vamos de vuelta al hotel a planificar la visita de mañana.