Archivo de la categoría: Nueva York, Canadá y República Dominicana 2007

Bayahibe, 14 de Septiembre

Y hoy es el día de volver… Jo no quiero. En fin, que esperamos a las 12 a que venga nuestro transfer. Ya estamos nerviosos por la vuelta, recordamos que no fuimos a la reunión con los de Jumbotours, y tememos que se hayan olvidado de que acordaron recogernos. Pero aunque se hace esperar 10 minutos, llega nuestro transporte, con una furgoneta bastante más confortable que la primera.

Metemos los bártulos y para el aeropuerto. A mitad de camino noto a Maris especialmente nerviosa, como con los ojos desencajados. La miro y la veo que escribe en el paquete de tabaco: TIENE UNA PISTOLA, y a continuación me señala la guantera de la puerta del conductor… Madre mía. Tratamos de imaginarnos que sólo era para defenderse, que a saber cómo están las cosas por las ciudades aquí, pero vamos, que cuando hicimos parada a mitad de camino del aeropuerto ni nos bajamos de la furgo. 😀

Llegamos al aeropuerto y comienza la gincana… El tal José Rodriguez está de vacaciones, pero tras varias llamadas a Madrid, Miguel Ortiz (el amigo de mi padre) nos asegura de que no habrá problemas, aunque la tensión la tenemos hasta la misma puerta de embarque donde habíamos unos pocos con free que queríamos salir. Al final, nos vamos todos, pero a nosotros nos toca un asiento y un transportín. Vaya faena. Decidimos turnarnos el transportin, al principio María y luego yo, pero al final, casi todo el viaje se lo chupó ella… Pobre…

Y al fin, llegamos a Madrid. Y allí nos esperaba David, mi padre y Miguel Ortiz en la puerta de embarque… Parece que nos han echado de menos, todos aquí… ¡Que expectación! En fin, que tras el largo viaje, nos vamos a casita a descansar y a tratar de recuperarnos del jet-lag.

¡Vaya viaje! Ya lo he dicho varias veces, pero me ha resultado increíble todas las cosas que hemos visto. Echando la mirada atrás, parece que hace un siglo que nos fuimos de casa, y sólo han sido tres semanas…

Pues nada, ya estamos de vuelta. Espero que os haya hecho pasar un buen rato leer nuestras andanzas.

Hasta el siguiente diario!

Bayahibe, 13 de Septiembre

Durante la noche nos llega un SMS de David, diciéndome que es mejor que nos quedemos hoy y volvamos mañana, es decir, seguir con el plan original, puesto que el vuelo de hoy es incluso peor que el de mañana. Así que por la mañana, tras desayunar nos bajamos a Internet a buscar alternativas de pago, pero nos la vamos a tener que jugar con el free porque con otras compañías nos sale el vuelo entre 900 y 1000 euros por barba. Otra posiblidad es volver por Miami, pero nos la jugaríamos allí que es casi peor. Así que a pasar nervios toca.

De todas maneras, hoy estamos contentos porque al final disfrutamos del día completo aquí, es como si nos hubieran regalado un día extra. Nos vamos a la playita, que agusto, que sol… Y de nuevo, a remojo… ¿Que tiene el caribe que nos tiene tan cariñosos? Tras ir a ducharnos y comer, nos dan una buena noticia, no tenemos que preocuparnos, porque un tal José Rodriguez, el ahijado del amigo de mi padre, al parecer nos arreglará todo así que genial!

Bajamos a la playita y nos hace una visita un pájaro muy grande, incluso le podemos ver bajar a pescar con una pata… ¡Que bonito es! Luego nos enteramos de que es un halcón. Está claro que viene a despedirse de nosotros.

Nos metemos en el agua, y al salir, nos falta una toalla. Nos tememos que algún Pepito Piscinas nos la ha mangao… Tras valorar hacer lo mismo y mangarle la toalla a otros, decido acudir a la seguridad del hotel a explicarle lo sucedido y que no nos hagan pagar la toalla. El jefe de la seguridad intercede ante el chaval de las toallas, que pretendía que pagáramos la multa. Pero se soluciona el asunto sin multa ni nada. Lo peor es que nos hemos quedado sin sol, pero bueno, así aprovechamos para descansar del sol y del calor en la habitación.

Y luego vamos a comprar regalitos, con un rotundo éxito, compramos tres regalos en ¡una sola tienda!

Cenamos, y nos volvemos a la habitación para prepararnos mentalmente para el viaje de vuelta y el retorno a la vida laboral. Y recordando recordando, nos damos cuenta de que parece que hace un siglo que estuvimos en Nueva York, que nuestra honeymoon ha sido maravillosa…

Bayahibe, 12 de Septiembre

Como todas las mañanas, nos vamos a desayunar. Queremos desayunar ligerito, pero al final Maris se desayuna una tortilla de lo menos 10 huevos, y yo, 2 tortitas, bacon… Uff creo que no vamos a caber en otra cosa que no sea el bañador… En fin que estamos súper felices hasta que volvemos a la habitación y hablamos con David, y nos da una buena noticia y otra mala… La buena, es que han encontrado un piso chuli… La mala, es que nos cuenta que el vuelo de vuelta está tan complicado como el de ida… Así que nos tememos que nos espere otro ataque de nervios y horas y horas de vuelo en transportín… Así que le decimos a David que si el vuelo de mañana está mejor, que anticipamos un día la vuelta.

Y nerviosos nos vamos a la playa a ver si nos relajamos un poco. Y pasamos la mañana entre remojos, sol y viajes al chiringuito a por birras. Y pasando mucho calor, está siendo el día más caluros desde que llegamos aquí. Nos pasamos por el «Pichibar» y a comer. Como es habitual, nos ponemos como el pinzas… asi que la mezcla de empacho y calor hace que nos echemos una siestita en la habitación… Qué bien, que fresquito con el aire acondicionado. Tras la siesta, de nuevo a la playa a disfrutar de lo que podría ser nuestro último día, esperando noticias de Madrid para saber si nos vamos mañana o qué hacemos.

Nos damos un paseo por el complejo y resulta que hoy es el día de las compras están montando un montón de tenderetes en la piscina principal, y yendo de puesto en puesto, nos regalaron dos colgantes y una pulsera con la promesa de que volveríamos a comprarles algo.

Nos vamos a cenar al italiano Da Mario, pero hoy nos toca esperar, parece que todos los italianos del hotel se han venido aquí. Y tampoco hay mucho más que contar hoy, lo más divertido del día fue volviendo de desayunar, que no pudimos entrar en la habitación, nos tocó esperar en el descansillo a que terminaran de limpiarla. Esperando y dandonos un beso, baja una mujer por las escaleras que nos ve y exclama con un cierto tono de añoranza ¡¡Oh!! ¡¡Nice!! Y nosotros, perplejos. ¿Se pensaba la mujer que estaba mirando una telenovela? Que raros son estos guiris.

¡Uy! Se nos ha olvidado pasar por los tenderetes a comprarles alguna cosita…

Bayahibe, 11 de Septiembre

Ya hemos hecho nuestra rutina diaria, levantarnos prontito y a desayunar, y a la playa a tostarnos. Tras colocar la tumbona y decirle al animador de los deportes que no vamos a salir de la playa porque ya hemos hecho muchas excursiones en el viaje, nos ponemos a tostar… Madre madre madre, lo que abrasa el sol, de nuevo a mojarnos, sol, remojo, sol remojo… Esto es vida… Y en esto resumo nuestra experiencia playera matutina…

Playa Playa

Subimos a la habitación a cambiarnos, y tras liarnos un rato, nos vamos a comer, no sé por qué vamos tan cansados… Comemos, vamos a ver si nos conectamos a Internet y mirar nuestro correo a ver si nos ha escrito alguien, por cierto, qué amigos más rancios, no nos ha respondido nadie nuestro correo de ¡estamos vivos chavales!

Y de nuevo a la playa, y no se que nos hemos desayunado hoy, que llevamos todo el día muy cariñosos… Si es que nos damos cuenta de que lo nuestro está genial y estamos super enamorados, y que estamos pegándonos un viaje super guay… Disfrutamos de una nueva siesta playera y apuramos los rayos solares hasta el final. Aunque parece que he abusado un poco porque entre tumbona y remojo, se me han puesto los hombros un poco rojos, pero bueno, nada preocupante.

Tras la playa, observamos el bufé que están preparando aquí.

El buféEL bufé

Aunque nos decantamos por ir al restaurante a la carta, que hoy toca comida mejicana. Tras hacernos una foto con un muñeco mejicano que recuerda a Iñigo, cenamos y de nuevo, todo riquísimo, y como siempre, repito segundo plato… jejeje Y tras la cena, vamos a ver la actuación tribal que han preparado en la playa, con un daiquiri, y luego a darnos un paseo romántico en el embarcadero, y de paso a dar de comer al mosquiteo local… Y a dormir, hasta mañana!

  Íñigo Al lado de la pisci

Bayahibe, 10 de Septiembre

Nos levantamos un poco «tocaos» por los excesos de ayer, sobre todo yo, que tengo bastante resaca y malestar, pero bueno, para animarnos un poco, bajamos a desayunar al bufé… Creo que yo nos conocen por nuestras incursiones «estilo piraña»… Llegamos a toda leche, devoramos lo primero que vemos que nos apetece (unos huevos con bacon, tortitas y lo que se tercie) y sin parar ni para respirar nos vamos a la misma velocidad con la que llevamos. Porque el destino final es la playa a descansar (que es a lo que hemos venido aquí). ¡¡¡Que agustito!!!

En nuestras hamacas tratamos de atrapar todo el sol posible, y tanto, como que cada 10 o 20 minutos tenemos que irnos a ponernos a remojo. Y seguimos super felices porque las previsiones de tormenta no se cumplen. Tras «sufrir» el sol largamente, nos vamos a comer, tratando de evitar en la medido de lo posible el modo piraña) y vuelta a la playa a echar una siestita a la sombra. Tras un rato, Maris se pone al sol, pero yo decido quedarme en la sombra porque el sol es fuego aquí. Y cuando decido animarme a que me de el sol, una nube impertinente no me deja… En fin, el día playero acaba. Así que nos vamos a arreglar un poco y a cenar al restaurante a la carta del día (hoy hemos descubierto que abren un restaurante temático cada noche). y hoy toca el Sea Side grill. Los restaurantes a la carta estan genial, la comida es excelente y el servicio es muy rápido y servicial. Por cierto, riquísima la enchilada y la fajita de res…

Tras cenar, vemos la performance que hay en el teatro, que era algo así como un concurso de chico de la playa o algo así, los guiris se lo pasan de lo lindo. Por cierto, empezamos a sospechar que no hay ni un sólo español a parte de nosotros por aquí. Y a dormir, que la playa agota.

Bayahibe, 9 de Septiembre

¡¡¡Ya estamos en la playa!!! Nos levantamos prontito, tras hacerle un poco de sangre a la cama… Más bien ha sido una pelea que ha quedado en tablas, porque tras tanto rato en la cama, nos hemos levantado con la espalda para choped… Aunque yo enseguida me he sobrepuesto, Maris ha estado sufriendo durante todo el día la paliza de 12 horas que le hemos dado…

Vemos un trozo de carrera de F1, y bajamos a desayunarnos… medio bufé… Volvemos a la habitación a terminar de ver la carrera, y nos vamos raudos a la playa. Vaya que bien se está aquí… Y las previsiones del tiempo, afortunadamente, la han cagao, porque no hay tormentas, sino un sol espléndido. Eso si, pega de la leche el sol, así que a aplicarnos bronceador con pala 🙂

Que de palmeras Vista del embarcadero y las aguas cristalinas

Tras un rato cociéndonos a fuego lento, un par de baños en el mar cristalino, y dos o tres visitas al chiringo huyo a Internet dejando a Maris cocerse un poco más… Y cuando regreso, me la encuentro sudando a mares… Si es que hace mucho calor, y eso que se hizo dos visitas más al mar. Así que para cambiar de aires, nos vamos al piscibar. A partir de aquí, todo está como en una niebla, y tras 2 o 3 copas, nos vamos a comer al bufé, se suponía que comida ligera, pero con las copas nos ha entrado un hambre de león, así que terminamos devorando medio bufé de nuevo. Para hacernos una idea de como íbamos, Maris pensaba que estaba con las gafas de sol puestas y sólo era que estaba un poco a oscuras el garito…

Visite el piscibar

Nos echamos a dormirla un poco en la habitación, aunque Maris ha tenido un pequeño arrechucho a la tripa, pobrecita… y tras levantarnos, nos acordamos con una hora de retraso que habíamos quedado con el comercial de Jumbotours, así que nos vamos a buscarle, pero como vamos con una hora de retraso decidimos no encontrarnos con él porque iba a quedar muy mal llegar hora y media tarde a la reunión… Eso si, hemos explorado todo el Resort, esto es inmenso, mogollón de restaurantes, garitos, tiendas… Una miniciudad para turistas… Y ¡todo impecable!

Hasta flamencos hay aquí

En fin que tras un rato dando vueltas, se hace de noche y decidimos irnos a cenar, hoy probamos en un bar, y aquí es todo a la carta, nos ponen en una mesa pedestal y a cenar… Yo pido un vino blanco y me traen una copa tras otra. No se por qué, pero nos acordamos de Vicky y estamos seguros de que aquí sería feliz. A pesar de las penumbras de la tripa de Maris, hoy nos estamos riendo un montón, ¿¿¿será cosa del alcohol??? No lo creo jijijiji

Y llegó el momento del día, cuando el camarero (apostamos a que se tragó una caja de Valium) nos trae un cenicero peculiar… Tiene un agujero en su base, que es más agujero que fondo… ¿Apagaremos el cigarro en la mesa  o en el cenicero?… Bendita duda vacacional, es lo único que pensar aquí, bueno eso y con qué quieres el ron.

Tras la cena visitamos el karaoke, con algunas actuaciones estelares y otras, pa estrellarlos… Así que como no nos animamos a cantar, nos tomamos otro par y a dormir. Pobrecitos ¡que mal lo vamos a pasar aquí!

Quebec, 8 de Septiembre

Madre madre ¡¡son las 3 de la mañana!! Aquí estamos con el ojo pegao. Yo por dormir y Juanjis por no pegarlo. Pobrecito, que no ha dormido nada. Así comienza nuestro desplazamiento a República Dominicana. Llegamos al microaeropuerto de Quebec a las 4:00 am, facturamos y a esperar para pasar el control de seguridad.

Cabe destacar la anulación por parte del gobierno canadiense, del programa de devolución de tasas al turista, ¡¡que cabrones!! Vaya putadita. En fin, pasamos el control y, por supuesto, a Juanjis le cachean de arriba abajo. Con la carita de niño bueno que tiene, y siempre le paran. Desayunamos unos krispis y esperamos unos momentos para embarcar en el primer avión del día.

Quiero dormir

En cuanto subimos al avión, nos quedamos dormidos. Aterrizamos en Newark y lo que prometía ser una escala infernal, se convierte en una travesía. Todo rapidísimo y fenomenal. En fin, que nos subimos al avión que no lleva destino a la playa. Creo que éramos los únicos no dominicanos de todo el avión, tanto que el azafato (dominicano también) nos hablaba en inglés. Eso parecía el Macumba con Fiesta Latina. Todos allí gritando, cantando, contándole la vida los unos a los otros… Esto promete. Despegamos (cosa de la que no me entero, estoy desnucada) y a redesayunar, un bocadillín buenísimo y parece que la cosa se calma, los dominicanos duermen. De repente empieza a oler a chamusquina, si, si, a chamusquina. Todos chillando que qué pasa que qué huele, cuando sale un morenito del baño que se estaba fumando un piti. ¡¡Que jodío!! Y de nuevo, el escándalo todos regañándole.

Vuelvo a desnucarme, y tras un rato, aterrizamos. Aplauso de rigor (y nosotros pensando que esto sólo pasa en España, pues parece que aquí peor). Ya en tierra firme, cogemos las maletas y a buscar el cartelito de nuestro transfer. Cuando teníamos pocas esperanzas de que apareciera, de repente vemos el cartelito que ponía "Morano" y allá nos lanzamos. Muy majetes todos,  un calor de muerte y la llegada triunfal que estaba allí esperándonos, media isla haciendo pasillito.

Nos montamos en nuestro transfer, una Vanette del año Pi que no era capaz de superar los 80 Km/h sin quitar el aire acondicionado. Y menos mal que corre poco, hemos visto nuestra vida pasar por delante de nuestros ojos en varias ocasiones: Pasquale, el conductor, aferrado al carril izquierdo en la "autovía" a la velocidad antes descrita, y nos pasa el coche del primer ministro a toda leche por la derecha… Adelantando a cientos de motoristas que van como locos, sin casco a toda hostia, y sin contar con los más peregrinos artilugios que llevan en el transportín… Pero el momento culminante viene cuando entramos en la carretera de doble sentido. Empieza la angustia en un adelantamiento donde tenemos que parar porque viene un coche de frente adelantando un camión y no de ha dado tiempo.

¡¡Qué miedo!! Por fin llegamos al hotel, después de dos horas de pánico y ver la vida dominicana por los pueblos por los que pasamos. Chabolas, motoristas, y muchos muchos bares llenitos todos. Tras rcoger las llaves vamos a ver con mucha expectación la habitación, que no está mal aunque la esperábamos mucho mejor tras ver las fotos en la web del hotel, pero aun así mola. Creo que estamos muy cansados para entusiasmarnos.

Nuestra habitacionNuestra habitacion

Así que lo primero que hacemos es irnos al piscibar a ahogar nuestras penas. Nos damos un bañito en la playa y ya empiezan a verse las cosas de otra manera.. No sé si por el alcohol o por el cansancio. Cenamos de puta madre y a dormir… A las 20:00, nuevo récord!!!!

Quebec, 7 de Septiembre

Bueno, nuestro último día completo en Canadá. Desayunamos nuestro café con muffin de las mañanas, y nos abrigamos esperando un día de frío, tras el día de ayer… Pero va a ser que nos equivocamos, en realidad hace mucho calor y humedad… A sudar de nuevo. Joé tenemos el cuerpo hecho un lío tras dos días templados, y otros dos bastante fríos, no esperabamos tanto calor ¡otra vez!

Bueno, hemos estado visitando la vieja Quebec.

Tras bajar del coche, fuera de la muralla, podemos admirar el Parlament Hill, es super chulo, creo que en parte es un hotel para el gobierno «nacional», que aquí en Quebec son bastante nacionalistas ellos…

Parlament Hill

La muralla, del siglo XVIII, está como el primer día. Se nota que se venden como la única ciudad amurallada de norteamérica porque la cuidan con mucho esmero. Después, paseamos por la Citadelle, que es la fortaleza de la ciudad, aunque está el acceso bastante restringido a los civiles, asi que la pasamos casi de refilón, y tras eso, bajamos bordeándola por una pasarela y unas escalinatas que van franqueando la muralla de la ciudad. Aquí podemos admirar una buenas vistas del río St. Lawrence y el puerto de la ciudad, donde por cierto, hay atracados un par de transatlánticos alucinantes… Vaya «botes»…

Una puerta en la muralla

Tras bajar de la ciudad hemos visto de cerca el centro de la ciudad y el «Hotel de Ville» (entrecomillado, no sé por qué hemos rebautizado así al Chateau Frontenac).

Chateau Frontenac

Tras esto, primera visita a las tiendas de souvenirs y a comer a un sitio que vimos ayer, cerca de donde el steak de caballo… Maris ha comido ensalada y canelones y yo crema de verduras y salmón. delicioso todo… tras comer, de vuelta a las compras y al calorcito… Dios mío, si no hemos visitado todas las tiendas de regalos de Quebec, es porque alguna habrá escondida por alguna callejuela que no hemos visto. Cuando en la misión ya reina el desánimo Maris ha tenido una idea genial… ¡Camisetas y marcapáginas a discreción! Y dicho y hecho, ya tenemos casi todos los regalos comprados.

La ciudad Mas ciudad

En estos momentos ya vuelve el sentido del humor a nosotros, momento en el que, tras una sagaz ocurrencia por mi parte mientras Maris bebe, acaba en sifonazo y atragantamiento (bueno, conato de atragantamiento), y luego ataque de risa… De todos modos, esto de vagabundear por las tiendas agota, aasí que como la misión está cumplida y mañana toca madrugar mucho, nos vamos al Royal a hacer la maleta y acostarnos prontito.

Haciendo amiguitos

Maris lo logra, pero con el calor que hace, yo estoy desvelao y escribiendo esto a las 12 y pico… Dios que «mañana» hay que levantarse a las 3 de la mañana… No se si por mi parte, el madrugue se convertirá en trasnoche… De momento y para hacer sueño me releo nuestro diario, y veo que he recalcado un poco de más las «penumbras» del viaje, nada más lejos d ela realidad, está resultando el mejor viaje y más divertido que he hecho nunca. ¡Vaya pedazo de honeymoon nos estamos pegando! Y ahora nos queda disfrutar de ¡la playa, el sol y los daiquiris!

Quebec, 6 de Septiembre

Bueno bueno el día de hoy promete emociones, así que nos hemos levantado bien prontito, emocionados ante lo que nos espera. Tras recoger nuestro muffin en la recepción y desayunar nos metemos en el coche, porque nos esperan doscientos y pocos kilómetros de viaje para poder ver las ballenas… Esta vez hemos tenido suerte con el GPS y sólo nos ha mentido en la duración del viaje, nos pronosticaba un viaje de 4 horas y sólo hemos tardado 2 horas y 45 minutos en llegar. Parece que hace un tiempo de perros en Quebec, así que hemos acertado con la elección del día, ya que a medida que vamos avanzando va dejando poco a poco de llover.

Llegamos sobre las 12 y pico al primer sitio donde vendía excursiones ¡¡¡BINGO!!! A la 1 sale un crucero de 3 horas, así que compramos los tickes, vamos al baño y nos disponemos a embarcar. Por cierto, embarcamos en Tadoussac (Todusó 😉 ) a orillas del fiordo de Sagüenay, el fiordo más septentrional del hemisferio norte. Nos forramos de capas y más capas (todo lo de abrigo que hemos traído al viaje), parecemos el muñeco de Michelín jajaja. Cuando estamos esperando para subir al barco llega un autobús… ¡Anda! ¡Españoles! Que viva la Pepa, ya sé por qué no los echaba de menos, ¡¡¡que escandalerío!!!

Fiordo de Saguenay 

En fin, que nos sentamos en la planta baja del barco, y entre que no se ve nada y se nos sientan nuestros compatriotas a darnos la murga… No tardamos ni cinco minutos en salir a cubierta… Estamos impacientes por ver a las ballenitas!!! Por megafonía nos dan instrucciones para identificarlas, así que empezamos a escudriñar el horizonte a ver por donde resoplan. Eso si, con un frío de pelotas, no es por ser soez, es que corre un aire frío que corta el cutis… 😀

Tras cerca de una hora de travesía empezamos a ver soplidos y a los pocos minutos, comienza el espectáculo… ¡¡¡Que flipe Felipe!!! Hemos visto dos o tres ballenas pequeñas y una enorme ballena azul que se ha paseado cerca de un minuto al lado del barco… Y luego una foca presumida, que nos ha acompañado un rato y casi le ha faltado saludarnos. Todo esto ha merecido el frío que hemos pasado.

Donde estais ballenitas

Toca vuelta, y tras un rato volviendo, casi al llegar al embarcadero, el barco nos enseña un pelín del fiordo, que mola un montón, pero me ha dejado con ganas de verlo un poco más.

Son las 4 y volvemos sin comer aún, así que paramos en un restaurante de carretera a comer una pizza exprés riquísima. Aunque la dueña no ha sido muy amable, no se si por hacerla cocinar a esas horas o por haberla hablado en inglés… ayayay… De vuelta a Quebec poco más hay que comentar, salvo que si buscas un súper para comprar comida, no te metas por una calle donde hay talleres porque sólo comerás tuercas (las calles parecen temáticas).

En fin, que casi acaba nuestro periplo canadiense, así  que a descansar de coche y mañana visita final a Quebec…

Sta Agatha des Monts, 5 de Septiembre

Nos levantamos en la cabaña de Pin y Pon, madre madre madre madre ¡¡¡Qué fresqui hace por aquí!!!! ¡La cabaña está heladita! Y como se intuía frío fuera, hemos perreado un poco en la cama. Tras levantarnos y tomarnos el café costaricense que compramos ayer, apuntamos el navegador hacia Quebec. ¡¡¡La madre que le parió al GPS!!! Con la belleza de estos paisajes, decidimos hacer ruta por carreteras secundarias y así disfrutar el paisaje, y aunque al principio así era, llegamos a un punto en el que el señor GPS insistía por meternos por una carretera inexistente, que digo carretera, camino de tierra… Así que tras varios intentos de reprogramarlo y ver que siempre nos mandaba por el mismo lugar, decidimos buscar autovía, bajando hacia Montreal de nuevo… Eso sí, hemos visto los paisajes más espectaculares de Canadá desde que estamos aquí: bosques inmensos y tupidos, y montones de lago.

Bosques Un laguito

Tras largas «penumbras» llegamos, desandando el camino, a la civilización. Repostamos, en una mini gasolinera en el que la señora que atendía nos preguntó nuestro lugar de origen y puso cara de incredulidad cuando le dijimos que somos españoles… Supongo que hemos sido los primeros que ha visto en su vida, por la incredulidad que mostró… En fin, que llegamos a Montreal para coger autopista hacia Montreal. hacemos una paradita a comer rápido que son las 2 de la tarde y aún quedan unos 200 km… Así que nuestra ruta se completa sin muchos sobresaltos, eso si, algún camionero nos prueba los nervios, adelantándonos por el carril izquierdo a toda mecha (carril del que nos saca casi a empujones).

Llegamos a Quebec y enseguida encontramos el hostal que reservamos antes de salir de Madrid, eh Hostal Royal (sin Manzanares, así que no buscamos Lina Morgan). Reposamos un poco del largo viaje, y tras preguntarle al amable recepcionista acerca de Tadoussac y sus ballenas, nos vamos a ver el centro de Quebec.

Reposando en el hostal

La verdad, es que lo poquito que hemos podido ver de esta ciudad, ¡nos ha encantado! Que guay, lo mejor es que aún nos queda un par de días para verla con tranquilidad. La ciudad es muy limpia, como todo Canadá, y muy acogedora. Pasear pos sus calles es muy agradable, sus calles recuerdan un poco a una ciudad europea como París, con calles estrechas de un sólo sentido, bares y terrazas en las calles… De hecho, según la guía, es la ciudad más europea de toda Norteamérica y la única amurallada.

La muralla

Enseguida nos encaminamos a cenar, a un sitio recomendado por la guía, Freres de la Côte, y ¡que buen sitio! Al más puro estilo francés, las mesas super juntas, acogedor, bullicioso… Así que en cuanto nos traen los platos, se nos olvida el bullicio de la gente. Maris se ha pedido un confit de pato, y yo un steak de caballo (si si, de esos que pasean a la gente por aquí tirando de los carruajes). Bueno no se realmente a lo que se dedicó mi caballo, pero he de decir que estaba realmente rico.

Que rico

Y ya no puedo contar mucho más del día, entre levantarnos «tarde», perdernos, la carretera, que entre pitos y flautas hemos llegado al motel a las 5, el descansito… El día de hoy se ha convertido en un día de transición. Pero mañana nos esperan emociones, si las ballenas se dejan ver y el GPS no nos pierde en el intento.