Madrid, 11 de Noviembre de 2013

Bueno, pues hoy acaba nuestra escapada de 4 días, pero nuestro avión no sale hasta las 4 de la tarde así que tenemos toda la mañana para aprovechar y ver el museo de Pérgamo.

Tras nuestro desayuno, devolvemos las llaves al hotel y les dejamos las maletas a recaudo, para no tener preocupaciones hasta la hora de ir al aeropuerto. Vamos a coger el metro pero parece que va con mucho retraso, así que nos vamos paseando hasta la isla de los museos.

Entramos en el museo del Pérgamo, cuesta 12 euros incluyendo al audioguía en castellano. Dejamos los abrigos en una taquilla, y pasamos para admirar varias maravillas arqueológicas:

Una reconstrucción de la puerta de la ciudad babilónica de Istar, y la avenida procesional de la ciudad.

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La puerta del mercado romano de Mileto,

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Y sobre todo, el altar de Zeus de la ciudad de Pérgamo.

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Es impresionante las reconstrucciones que han logrado montar dentro del museo, no se si en las fotografías se puede apreciar las dimensiones de estos monumentos, pero desde luego nos ha dejado alucinados. Ha merecido mucho la pena.

Finalmente, no hay mucho más que contar, vamos a Alexanderplatz para tomar el metro para ir a por las maletas al hotel, y una vez de vuelta en Alexanderplatz con el macuto, tomamos el tren RE7 que nos deja en unos 20 minutos en el aeropuerto. En la espera al tren aprovecho para probar un poco más de fast food berlinesa, un Frikadellen, que es una especie de filete ruso gordo con ketchup y patatas fritas. Muy rico.

Y ya está, se acabó el viaje. Y aquí estoy en el avión de vuelta recordando todo el día para actualizar el blog en cuanto llegue a casa.

La verdad es que me ha gustado Berlín, quizás no sea una de mis capitales preferidas, pero tiene su encanto.

La comida, sinceramente no hemos comido muy bien que se diga, quizás por las prisas, pero la comida alemana nos ha resultado grasienta y pesada. Los berlineses nos han resultado acogedores, nunca nos hemos encontrado ningún problema, todo lo contrario, son atentos y siempre con buena cara.

Al pagar, hay que dejar entre un 5% y un 10% de propina. Es de mala educación dejarla en la mesa después de pagar, mejor decirle al camarero cuanto le vais a pagar en total. Se ponen muy contentos cuando lo haces. Y efectivo, manejan poco las tarjetas de crédito / débito.

Hay que decir que con la Berlin Welcome Card no nos han hecho ningún tipo de descuento en el museo, se suponía que esta tarjeta incluía un 50% de descuento pero la mujer que nos ha vendido los ticket nos ha dicho que no, al parecer hay otro Berlin Welcome Card que si que incluye la entrada a los museos. Quizás hubiera sido suficiente comprar la Berlin City Tour Card, con la que te ahorras un par de euros.

Berlín nos ha parecido una ciudad muy oscura, al menos su centro. Es una ciudad muy poco iluminada, llama la atención al hacerse de noche tan pronto en invierno, pero en muchas calles del centro vas en una penumbra en la que no se ve apenas. Afortunadamente en ningún momento se siente uno amenazado, no hay nadie por las calles cuando cae la noche.

Para mi, cuatro noches se me han hecho pocas para visitar todo lo que me hubiera gustado, nos han quedado muchas cosas por visitar, y solo hemos visitado un museo de todos los que se pueden ver. Quizás un par de días más hubieran sido ideales, aunque si sólo quieres ver el centro y poco más, con dos o tres días valen.

Ahora, a esperar que pase el viaje para ver a nuestras nenas y achucharlas.

Hasta el próximo viaje!!!!