Toronto, 30 de Agosto

Hoy nos hemos levantado un poco pegaillos para ir a desayunar, creo que hemos llegado en tiempo de descuento, en este hotel si tenemos el desayuno incluído, aunque buagh con café americano… Eso sí, bacon y tostadas, qué rico… Rumbo a la ciudad, y tras un atasco y un extravío gracias al des-navegador GPS, llegamos al mismo parking que ayer. Dejamos el coche allí y a patear. Lo primero  subirnos en la CN Tower que es el observatorio artificial más alto del mundo, nosotros subimos a 330 metros pero tiene otro más alto a casi 380 metros… Como dicen en la guía, nos sacan unos buenos dólares con la entrada, pero las vistas seguro que lo merecen…

 CN Tower

Según la señorita del ascensor subimos a 80 Km/h, que pasada, vemos toda la ciudad desde más de 300 metros… Impresiona también un observatorio que tienen, con el suelo de cristal. Eso si no nos han dejado tomar café en la cafetería (era hora de comer y las mesas sólo son para comer) y en el Starbucks sólo tenían aguachirri así que nos hemos bajado cabreaos como monas sin nuestra dosis… Menos mal que abajo si que había café normal.

Vistas desde la CN Tower La ciudad desde CN Tower

 Suelo de cristal... 300 metros de altura... uhm!

Después hemos estado disfrutando de la temperatura del día de hoy, mucho más llevadera. Y visita al ayuntamiento de la ciudad, el viejo y el antiguo, mucho más bonito el antiguo a mi parecer… Y a comer al Sheraton que no nos andamos con chiquitas. Menú: Perrito caliente gigante con patatonas. Menudo perrito, debía ser por lo menos pastor alemán.

Después de una visita frustrante a un centro comercial (Juanjis dice que en Toronto no hay tiendas en la calle), salimos y nos metemos directamente en la calle Queen St. Y descubrimos la falacia de mi afirmación… No sé el caso es que a alguien se lo he oído…

 Antiguo ayuntamiento El Perrito

Queen St

Nos ha encantado el contraste de Queen Street con el resto de Toronto que llevamos visto. Bloques bajos y tiendecitas, en lugar de rascacielos. Por fin la primera comprita de Maris, un bolso super chuli. Y siguiendo con nuestro caminito, andando andando, llegamos a Chinatown, lugar donde encontramos, en una tienda de chinos, el souvenir perfecto para los compañeros de María, blister de 3 bolis por 2 dólares… La tendera le dijo a María que era muy inteligente, regalo pa 30 económico…

En fin, resulta curioso este Chinatown, menos pintoresco que el neoyorkino y más integrado en la ciudad. Eso si, aquí tienen un centro comercial gigante del todo a 100. Y seguimos nuestro paseo hasta encontrarnos con la universidad. ¡

¡¡Preciosa!!! Con edificios de piedra del siglo XIX, victorianos, preciosos. Paramos un ratito en un parque (Queen’s Park) a reponer fuerzas, y ver ardillas negras (hay por todos lados) y empezamos a bajar la calle. Todo muy tranquilito, la ciudad super limpia y para celebrarlo vamos al restaurante vegetariano que nos recomienda la guía… A las 20:30… Parece que vamos adaptándonos al horario canadiense. Cenamos una lasagna buenísima…

La universidad

Y de vuelta al hotel, tras coger el metro en la bulliciosa calle Dundas, llena de raperos y el decorado imitando a Times Square (eso si venido a menos). Y aquí estamos en la camita, nerviosos porque mañana nos vamos a…. ¡¡¡NIAGARA!!! ¡¡¡YUPPI!!!

 Dundas St

New York, 29 de Agosto

Ya estamos listos para partir, bueno, listos, nos hemos dejado cienes y cienes de cosas por ver porque esta ciudad es infinita, y ni con tres meses abarcas todo, como para verla en cinco días… Menos mal que al final hemos hecho un día más aquí. Salimos del hotel y nos montan en un Lincoln negro, enorme, parecía una limusina. Y nos ha dado un paseo guay por la ciudad. Con su atasquito matutino incluido, que es hora punta o Rush como dicen por aquí.

Llegamos al aeropuerto, que aburrido es esto de viajar con reserva, nos dan la tarjeta de embarque, y tras un rato de espera para el avión… Este rato fue amenizado por un café helado asquerosito (definitivamente los yankis no tienen ni puta idea de café). Y tras un vuelito de hora y media, llegamos a Toronto. Ya estamos en Canadá, y sin problemas en inmigración ni nada. Ya veremos el tránsito de vuelta en el aeropuerto de Newark, porque se supone que el cartón verde que te dan al entrar en los EEUU tienes que devolverlo al salir y nadie nos ha quitado nada…

En fin vamos a Avis a por el coche, y tras el timo habitual del seguro, nos dicen que no hay ningún Yaris disponible y que nos dan un «free upgrade»… Pos vale, vamos a retirar el coche que nos han dado sin tener ni idea cómo es un Chevrolet Impala, y cuando lo vimos pensamos que se habían confundido, madre mía que carrazo. Y vamos como marqueses por la carretera… Así que una vez motorizados, nos encaminamos a buscar el hotel… Que bien se viaja, yo quiero este coche en Madrid.

  Nuestro compañero de fatigas en Canadá Que nivelazo!

Otro contratiempo, llegamos al hotel y no saben nada de la reserva, pero bueno, nos lo arreglan y nos dan una habitación de fumadores (ufff que tufillo al entrar, creo que no repetimos). Eso si, aunque la habitación esta guay, no hay comparación posible con el Roosevelt… Normal… Dejamos las cosas y corriendo a buscar algo de comer que se nos echa la hora encima, caemos en un McDonalds…

 Desempaquetando en el hotel

Y tras comer, vamos a ver Toronto. Dejamos el coche en un P verde (los parkings municipales, super baratos). Y nos vamos al puerto que es lo primero que vemos al salir del parking. Las humedades nos acompañan ¡¡¡que calores!!! Tras un paseíto por el puerto se nos acerca un individuo ofreciéndonos un paseito en barco para ver las islas que rodean la ciudad… ¡¡¡Una pasada!!! Se lo recomendaré a todo el mundo. Aunque ya va anocheciendo (anochece pronto, como en Madrid en invierno), nos da tiempo a sacar mil fotitos a las islas Toronteñas… Y desde el agua hay además una vista increíble de Toronto-ntero…

CN Tower y Skydome, y el resto de Toronto desde el agua

Intentamos después ir al centro pero el cansancio nos puede así que paramos a cenar. Maris una ensalada César y yo un costillar. Todo genial. De vuelta al coche y al hotel, gracias al GPS, y a descansar para mañana que hay mucho que ver aún.

New York, 28 de Agosto

Hoy toca día de compras. Se nota que ya nos vamos acostumbrando al horario neoyorkino, porque hoy nos ha costado un poco más levantarnos y hemos hecho más pereza. Pero bueno, nos ha dado energías la visita nuestra de cada día al Starbucks. Tras desayunar nos dirigimos a ver el Rockefeller Center, está cerquita del hotel así que a patita, a gastar suela, a ver si vemos la pista de hielo que se ve por la tele en navidades… Pero la deben recoger en verano, porque en su lugar hay unas terracitas…

En el Rockefeller nos llevamos una sorpresa… Estaban presentando la segunda temporada de Héroes, que aquí empieza a emitirse el 24 de Septiembre. Y estaban por ahí varios de los personajes, con el consiguiente revuelo en busca de la foto y el autógrafo, aunque los gorilas no dejan acercarse a la gente en exceso. He de decir que a María le dio miedito Sylar, tenía una mirada siniestra… También estaban Ando y el niño prodigio… ¡Que emociorl!

Sylar da miedoHeroes 2

El Rockefeller Center parece un poquito hortera, con figuritas de oro y demás… Que se note la riqueza… Continuamos por la 5th Ave, y de nuevo gran revuelo al pie del Hilton, de repente empieza a caer una lluvia de espuma, y de repente un gran despliegue de policía y bomberos acude al rescate… Aunque somos de naturaleza cotilla, nuestra inquietud por seguir viendo cosas nos puede y nos marchamos de allí con la espinita de no enterarnos que ha pasado… Bah no parece nada grave.

 Despliegue de medios

Compritas y más compritas… Más bien pocas… Juanjis se hace con unos vaqueros y yo me quedo viéndolas venir. Comemos unos bocatas buenísimos y volvemos al hotel a dejar nuestra única bolsa… uyuyuy que cómoda la cama, que bien se está aquí… En resumen, que nos hemos echado una siesta para descansar el body (que comprar es muy cansado). La verdad es que los días pesan. Por la tarde vamos a Union Square, a hacer más compras fallidas (nos engañó la Lonely) y decidimos ir al Soho, a continuar nuestra ruta de shopping. Pero vamos, que ni un souvenir… De vuelta al hotel nos vamos a cenar a un italiano, un risotto y una ensaladita. Y aquí tenemos nuestro segundo encuentro famosil del día. Cenando justo enfrente está el tenista Ferrer (aunque pensábamos en el restaurante que era Feliciano López, menos mal que no le pedimos un autógrafo). ¡Que fuerrrte! Y ahora estamos en el hotel, preparando la maleta que mañana tomamos el avión rumbo a Toronto… A ver que sorpresas nos depara el día.

New York, 27 de Agosto

Escribiendo el diario tras todo el día, nos damos cuenta de que hoy es un día de contrastes… Intentamos sin éxito hablar con Juan Sepúlveda para agradecerle el vinito de bienvenida, y nos montamos en el Subway para ver Harlem, que se nos quedó pendiente de ver ayer. Hacemos una visita relámpago, vamos, visto y no visto, por que no nos ha resultado demasiado acogedor… No sabemos porqué, si por las precauciones que te dice todo el mundo que debes llevar, o por el rollito del barrio, en el que no te miran con caras de muchos amigos, por lo que volvemos al metro y decidimos patearnos todo Central Park.

Estamos andando mucho, así que nos parece que hemos hecho un poco el primo cogiendo la «tarifa plana» de metro, pero en fin, tras bajarnos del metro en la estación Central Park North, comenzamos un «paseito» de cerca de 3 horas en el que atravesamos el parque de norte a sur. En la primera paradita que hacemos, disfrutamos del primer momento desde que hemos llegado a esta ciudad en el que estamos realmente solos, sin nadie alrededor…

Chavales jugando al Béisbol en Central Park

Es increíble el oasis que tienen montado alrededor de tanto cemento. Hay de todo: una zona con unos 10 campos de béisbol (unos chavales estaban echándose un partido), una piscina, un lago gigante alrededor del cual corre la gente, un lago donde remar, una explanada gigante (la típica de las pelis). Por la noche nos hemos enterado que hoy precisamente ha estado Brad Pitt con sus hijos aquí. Lástima hubiera estado bien verle en persona. Pero nos hemos conformado con ver cómo los neoyorkinos se explayan y toman el sol.

 La explanada

Tras el paseo nos encaminamos en búsqueda de comida, hummm igual un «Guendis» esta bien… A pesar de repetir menú ¡¡¡que rico!!! Ya empieza a pesar un poco el cansancio, porque no hemos parado desde que llegamos, y el calor de justicia que hace aquí. Con lo que para descansar los pies y aprovechando el billete de todo el día que compramos, nos vamos hasta el lugar más lejano donde nos alcance el metro… A Conie Island. Aquí hemos contemplado una playa inmensa (lugar de esparcimiento de la clase modesta), un paseo marítimo completamente entarimado, y lo más famoso aquí: Un parque de atracciones antiquísimo, donde está la montaña rusa de madera más antigua de EEUU, y el concurso de traga-perritos calientes más famoso.

Aquí hemos tomado una birrita para descansar un poco y de paso hemos hecho muchas fotos, que el lugar lo merece, aunque sólo sea por lo peculiar del ambiente… Y que preciosidad de playa, lástima no haber sabido de ella porque yo creo que hubiéramos traído el bañador.

Cyclone en Conie Island Concurso de comedores de perritos en Conie Island. Los perritos más famosos en Nathan's

Cogemos el metro de vuelta y tras hacer un trasbordo, paramos en Brooklyn Heights.¡¡¡Que chulo!!! Por fin encontramos el barrio de las escaleritas a la puerta de las casas, que tanto se ve en las pelis y series… Es un barrio un tanto «piji», porque aquí es donde vive la clase más acomodada de Nueva York, pero hay que decir también que el barrio tiene mucho encanto, estilo y lo tienen super cuidado. Hay que volver a verlo con más calma.

 Brooklyn Hieghts

Llama también la atención el carácter de la gente. A pesar de haber leído en la guía que la gente es distante, nosotros estamos viviendo lo contrario, mucha gente que se preocupa por los demás desinteresadamente… Un tío que sujeta la puerta del metro cuando va a cerrar para que lleguen dos personas, una mujer que nos pregunta si nos hemos perdido al vernos mirando el plano, un chaval que nos avisa que el tren de al lado es el expreso por si queremos cambiar de tren… ¡Me encanta! Son encantadores.

New York, 26 de Agosto

Nos levantamos de buena mañana, aunque no tan pronto como ayer, sin saber que nos espera un día repleto de sorpresas. Nos disponemos a ir a Harlem a ver una misa Gospel, pero al salir nos encontramos, en la Avenida Madison en la misma puerta del hotel, un mercadillo callejero de kilómetros de largo. Vaya, lo del Gospel se va a posponer…

 HPIM2002

María dice que siempre hacemos lo que yo quiero y que por eso nos quedamos sin Gospel. Dice que a mi no me apetecía ir, pero yo ya me había animado. Pero digo yo, ¡que culpa tengo de que nos pongan un mercadillo tan a mano! En fin, damos una vueltecita admirando los puestos, los bolsos de imitación, los chiringuitos de comida (ponen perritos calientes hasta a las 9 de la mañana).Incluso tiramos la casa por la ventana y nos compramos una chapa-anuncio (una niña «feladora» jajaja). Pero bueno hoy ha hecho mejor tiempo, otra sorpresa, hoy no llevo la camiseta como si hubiera salido de la piscina.

Abandonamos el mercado con un regalito y un cargador Nokia que funcione a 110V, nos encaminamos hacia el Empire State Building. Y caminando por la 5th Avenue nos encontramos con una algarabía… Nos acercamos a ver, y resulta que estaban haciendo una cabalgata como homenaje al 60 aniversario de la independencia de Pakistan (yo decía 70, pero luego lo hemos corroborado con las fotos). Mogollón de carrozas y música en la calle, incluso majorettes con su bastón al vuelo (peliculeros).

 Independence Day :-D

Seguimos nuestro camino hacia el Empire State, a ver si vemos a Meg Ryan y Tom Hanks, pero va a ser que han debido quedar en otro lado… Aunque por fuera esta super chulo y impresiona cantidad lo grande que es, por dentro estan de reformas y lo tienen un poco feo. Pero al menos hemos podido subir y no estaba cerrado… Impresiona la subida en el ascensor, que se papea los pisos de 10 en 10. Tras admirar las vistas, y hacernos unas fotos, ocurrió el drama del día, que digo el día, del viaje… Un King Kong murió decapitado al caer de las manos temblorosas de «Juanjis»… Que digo yo que vaya mierda de mono-iman de nevera, que no aguanta ni un meneo…

 Al fondo, el Empire State Building Vista de Manhattan Sur desde el Empire State

Y al salir de allí, encontramos otra sorpresa: Un Wendy’s. A «Maris» se le llenan los ojos de lágrimas de la «emociorl». Después, el momento dientes largos: María ha encontrado las zapatillas de su vida. Pero meeeec, no tienen el 4 1/2 US (four an a jalf iu es). Jo…

Tras otra deliberación, «Juanjis» vuelve a salirse con la suya… ¡¡A comprar cacharritos!! ¡¡Yupi!! Hemos comprado una cámara, una iPod y un MP3 super bien de precio, así que ha merecido la pena. Y después, de paseo por el puente de Brooklin, porque esta vez si que hemos dado con el paseo que lo recorre. Eso si, vigilando constantemente el carril bici para evitar ser atropellados por algún neoyorkino mazas (que los hay por doquier). Juanjis empieza a sudar de nuevo, por lo que la catástrofe está cerca. Menos mal que ponemos remedio rápidamente y nos cobijamos a la sombra de un arbolito junto a un negro con una bayeta vileda en la frente. Que digo yo que a grandes males, grandes remedios, y que quien deja caer el sudor de su frente es porque quiere.

De ahí al Soho, increíble este barrio, con los edificios de película West Side Story. Lleno de gente, de tiendas, de ambiente… Tendremos que volver.

Puente de Brooklin El Soho

Y finalmente, de vuelta al Roosevelt. De nuevo al Smilers a por unos tupper de pasta, pollo repollo y más pollo… Todo buenisssimo.

New York, 25 de Agosto

Nunca en la vida nos habíamos levantado a las 7 de la mañana un sábado ¡¡sin despertador!! Será cosa de ese señor al que llaman Jet Lag… Después de desperezarnos a desayunar al Starbucks más cercano y a darle duro a la suela. Se anuncia un día caluroso y vaya que si se cumple, hemos sudado la camiseta como en una final de la Champions. Nuestro primer destino ha sido ver la Estatua de la Libertad, aprovechando además para ver la estación Grand Central… En la estación ha sido la primera de muchas veces que hemos pensado que esto lo hemos visto en una peli o estar en mitad de una… El paseo en metro ha sido rápido además parece fácil de manejarse en el… El del ferry, muy agradable, eso si tras pasar por el cacheo de los vigilantes del mismo, ummm parece que aquí son muy sobones…

De repente empezamos a ver millones de personas parece que todos vamos a ver a una señora de verde con un brazo en alto y una antorcha a lo alto… Mola tanto su atuendo que vimos unos cuantos copiándolo (que peliculeros son)… Lo malo es que hubo que elegir, o subir a la estatua y no ver más en todo el día o pasar… Y nos quedaban muchas cosas por ver, así que pasamos.

 Sin comentarios :) Panorámica de manhattan volviendo de la estatua.

A la vuelta de la isla, hemos ido a ver Wall St aunque parece que al ser sábado está la cosa muy descafeinada y no hemos visto «jecutivos». Tras esto, visitamos «Ground Zero» y a ver la St Paul’s Chapel, símbolo del 11-S y altar para los bomberos que trabajaron aqui aquel fatídico día. Al ladito comimos en el Hilton (un hot dog estilo del Chef) y a seguir andando.

 En Wall Street

¡¡¡JODER QUE CALOR!!! Con razón decían que iba a andar sobre los 96ºF que no se cuanto es eso, pero con esta humedad se me antojan unos 60ºC. Nos encaminamos entonces a ver el puente de Brooklin y tras hacernos unas fotos, a ver ChinaTown. Increíble, parece que nos hemos teletransportado al mismísimo Shangai. Tras un paseíto soportando el calor, pasamos de refilón por Little Italy, y la misma Cosa Nostra nos atracó en una terraza por 4 cervecitas… Pero bueno, bien pagado está porque hemos podido coger fuerzas, para poder ir al hotel a descansar un ratillo…

Ya anochece y vamos a ver Times Square. Esto si nos ha sorprendido mucho, aunque lo hemos visto mil veces por la tele yo creo que nunca deja de impresionar tanta gente y tanta luz. Creo que alguna se quedó flipada y va levantándose el vestido delante de la gente… Putas drogas… En fin, yo me he sentido como Paco Martinez Soria en una peli de cine de barrio, recién llegado a Madrid con la gallina bajo el brazo. Esto ya si que parece Nueva York, esquivando cientos de personas por la acera.

 Times Square, parece de día ¿verdad?

Y tras una vueltilla de nuevo al hotel para descansar hasta mañana, que ¡aún queda mucho por ver y ha sido un día duro!

Madrid, 24 de Agosto

Listos para nuestra pequeña luna de miel… Damos los últimos retoques a la maleta y esperamos a nuestro chofer particular… Vicky. Una vez en el aeropuerto, comienza el periplo del «Fris de Iberia»… Hasta el último minuto no sabemos si nos marchamos o nos toca esperar al siguiente vuelo. Finalmente, gracias al comandante, a David, al compañero de mi padre y a la virgen santísima nos vamos… en unos asientos de la II Guerra Mundial… Despegamos entre las cataratas del Niágara (¿¿tan pronto??) Maldita cafetera de avión europeo (Azafata dixit), que momento más oportuno de ponerse a chorrear… ¡En pleno despegue!

En fin, vuelo accidentado, 8 horas sentados en unos «asientos» que llaman transportines, pero que en mi pueblo los llaman taburetes… Pero hey, son las cosas del viajar gratis. Lo que no tiene nada que ver con viajar gratis es llegar a Nueva York y que en inmigración te tengan al borde de un colapso nervioso, esperando un interrogatorio en una oficina porque al funcionario de inmigración se le antoje, tiempo en el que Karl Winslow (el vecino de Steve Urkel) estuvo probando mis nervios durante media hora, para luego limitarse a preguntarme que a que venia a Nueva York… Y entre tanto María esperando fuera de la oficina sin saber que pasaba…

Pero bueno, me ponen el sellito y me dan el pasaporte y para dentro. Afortunadamente no fue tan horrible como la tortura china a la que fue sometida otra pareja que iba delante mía, que según la gente que esperaba fuera estuvieron hora y media de interrogatorio con un chinito cabrón… En fin, parece que ya estamos aquí, y ni el autobús que debió dar como unas 10 vueltas por la terminal, ni el colega que estuvo 10 minutos buscando su ticket hasta que el revisor le hizo pagar de nuevo, pudieron impedir que llegáramos al hotel Roosevelt. Y que pedazo de hotel, por cierto…

 El RooseveltLa habitación

Nos esperaba una botella de vino, una fuente de frutas, todo cortesía de Juan Sepúlveda el contacto de «Maris» aquí en el hotel. Le debemos una llamada de agradecimiento el lunes.

 ¡Menuda bienvenida!  

Descargamos, bajamos a la calle a fumar (único sitio donde previsiblemente podremos hacerlo), y visita a un chiringo guay de comida «take away» al lado del hotel, Smilers se llama, pero nosotros preferimos llamarle «El Sonrisas»… Una triunfada la verdad porque todo estaba bien rico menos los tomates que sabían un poco a asco… Pero bueno, ya estamos aquí!